La deuda de Almería con Federico García Lorca

Esta tierra nunca ha sabido poner en valor su vínculo con el poeta

El seto superando la altura de la placa del busto de Lorca.
El seto superando la altura de la placa del busto de Lorca.
Francisco G. Luque
13:44 • 11 dic. 2023

Junto a la recién renovada calle Hospital, vía en la que abrirá sus puertas de forma inminente el Museo del Realismo Español, se ubica una de las plazas con más encanto de la capital, popularmente conocida como Balmes. Lo es por su estética, pero sobre todo por la historia que esconde el caserío que la preside y que nunca ha sido puesta en valor. Ahí, en el número 3, vivió cuando todavía era un niño de siete años Federico García Lorca, uno de los mejores poetas de todos los tiempos. 



Actualmente esta plaza se llama Maestro Rodríguez Espinosa en honor a Antonio, profesor de numerosos críos del hospicio, pero también tutor del dramaturgo durante su etapa en una ciudad de Almería en la que el granadino universal estudió en lo que hoy se conoce como el IES Nicolás Salmerón y Alonso, centro educativo en el que se guarda el examen de ingreso realizado por Lorca en 1908. Dicho curso no pudo terminarlo por un problema de salud que le obligó a regresar a su tierra natal.



Durante estos años en la capital almeriense, el poeta frecuentó lugares como la Escuela de Arte o el Teatro Apolo y quedaría unido para siempre a una ciudad que en 1993 le rindió homenaje con un busto en mitad de la citada plaza. "Almería con Federico y su maestro", pone en la placa que ha quedado totalmente escondida incomprensiblemente detrás de un seto. Es inapreciable para ciudadanos y turistas que pasen por esta plazoleta en la que sí que hay una pegatina reciente en el suelo con un código QR con información sobre dicha historia, correspondiente al Audiobarrio del Plan Camina.     









"Es difícil de entender cómo no se cuida mejor este busto ni se aprovecha esta ciudad de un vínculo tan importante como el que tiene con Federico García Lorca para que sea un aliciente turístico más. En otros lugares esta plaza sería zona de paso obligatoria para los visitantes", opina Silvia Fernández, madrileña que reside en Almería desde hace cinco años y que los fines de semana que puede aprovecha para pasear por la ciudad con el objetivo de conocer todos sus rincones.  



Lo mismo que la joven de Madrid piensan numerosos almerienses. Y es que la figura de Federico García Lorca parece que nunca ha llegado a tomar en Almería la importancia que realmente debe tener, más allá de dar nombre a una de las arterias principales de la ciudad, a la que se sigue llamando cariñosamente como la Rambla. Que su busto no sea adecentado y que no se haya cambiado la placa de orientación pese a que claramente no se ve lo que pone en ella, es una muestra de lo irrelevante que parecer ser para los distintos regidores el vínculo del poeta con Almería.    





No es de extrañar que durante décadas diferentes administraciones hayan mirado hacia otro lado mientras se caía piedra a piedra el Cortijo del Fraile, icono cinematográfico y de la obra 'Bodas de Sangre' que presentó Lorca en Madrid en 1933. El granadino se inspiró en su experiencia vivida años antes en Almería y en el crimen de Níjar de julio de 1928 que ya con anterioridad a la creación del poeta hizo popular Carmen de Burgos con 'Puñal de Claveles'.


Federico García Lorca fue almeriense. Vivió en Granada, Madrid, Nueva York o La Habana, pero también en Almería, lugar en el que su eco parece ser relegado sin motivo aparente, donde no importa que la placa que rinde homenaje a un maestro y a un niño que se convirtió en el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX, se olvide a la sombra de un seto.


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