El infierno que acabó con la nave más moderna del campo almeriense

Cientos de envasadoras se quedan sin ir a trabajar tras el incendio de Mabe en El Ejido

Manuel León/Fran García
11:52 • 28 may. 2024

Alejandra Pérez y Amanda Abad son dos de las envasadoras que esta mañana no han podido ir a trabajar a La Loma del Bosque, a confeccionar palets de sandía y melón rumbo a Berlín o a Birmingham; allí no habrá hoy -ni hoy ni en los próximos meses- género de una empresa ejidense -el municipio epicentro del milagro de la arena, el plástico y el sol- que se llama Mabe; allí no habrá piezas de frutas ni de hortalizas que valgan, que lleguen saneadas y empaquetadas, como habitualmente, por manos de mujeres almerienses y de otras mujeres que nacieron mucho más lejos y que ya son de aquí. Mabe se ha ido al carajo; una de las naves más modernas del campo de Almería, con lector facial para entrar, con todos los adelantos tecnológicos, un almacén -'el rico' le llamaban- donde se podía comer un huevo frito en el suelo, ha quedado hecha carbón y cenizas. Es como el Titanic - valga como metáfora, salvando las distancias y los muertos- cuando desapareció debajo de las frías aguas del Atlántico Norte, aquí, en Las Norias de Daza, ha desaparecido Mabe -aunque resurgirá de sus cenizas nunca mejor dicho (seguro)- bajo lenguas incandescentes que, cuando de desatan como un torbellino no tienen aprecio por nadie ni por nada.



Milagrosamente, porque en el interior ya solo quedaba un pequeño grupo haciendo algo de melón y porque los trabajadores ayer no merendaron en la nave como hacen casi siempre, no hubo ni un herido, ni un rasguño. Pero la nave sí ha quedado siniestro total: 25 millones de inversión aproximada hecha con el sudor de esta Sociedad Agraria de Transformación, especializada en pimiento California, que se viene al traste después de solo cuatro campañas desde que fue estrenada con toda la ilusión del mundo, dejando atrás la antigua de La Redonda. "Vamos a salir adelante, ahora más que nunca, no ha habido ninguna desgracia personal, el dinero va y viene", decía ayer emocionado, compungido, como deseando gritar después de tanto sentimiento acumulado, Antonio Ruiz Torres 'Piquito', presidente de la empresa. Ahora que trabajen los seguros, buscando causas y consecuencias, elaborando informes, enviando peritos con carpetas. "Queremos volver pronto, estamos recibiendo llamadas de clientes, dándonos apoyo", indicó Ruiz. Y el alcalde anfitrión de esta fiesta macabra, Francisco Góngora: "Estamos seguros de que vamos a contar con la solidaridad de otras empresas de envasado y de la administración". Mabe tiene una plantilla de 1.200 empleados. El consejero de Agricultura, Ramón Fernández Pacheco, en las redes sociales, daba su "apoyo al presidente y todos los trabajadores".



Durante toda la tarde y noche de ayer, desde la Sierra de Gádor se podía ver la nube de humo negro donde se consumía todo el genero de la nave, toda la madera y el plástico de los palets; un río de gente asistía al esperpéntico espectáculo de ver morir un centro de trabajo grabando videos y haciendo fotos: las redes sociales se convirtieron ayer en un sumidero de llamas incandescentes, de coches de la Guardia Civil y la Policía, de camiones de bomberos echando agua para amortiguar el desastre, de trailers de Primafrio huyendo del fragor de la batalla. Hoy, el paisaje después del combate es el de los rescoldos de una barbacoa siniestra; cientos de envasadoras no tienen hoy donde ir. Se necesitará mucha solidaridad para poder compensar tanta pérdida de ingresos que no van a llegar a las casas de esas familias para comprar la carne, el pescado y los yogures de la semana. 



Descanse en paz esa nave hortofrutícola comida por la lumbre una tarde de primavera, continuadora de la labor que empezaron en 1985 un grupo de agricultores con el nombre de Mabemar, tiempos en los que fue presidente un Manuel Berenguel y que después se transformó en 1997 en Mabe Hortofrutícola asociándose después a otras empresas como Geosur, Parafruts, Cohorsán y Almerifresh, para crear la plataforma comercializadora Naces, en tiempos de Paulino Plata. Es una de las diez grandes del Poniente almeriense con 450 socios, 1.300 hectáreas de zona de influencia, 160 kilos comercializados y casi 150 millones de euros de facturación. 



    Asimismo, a lo largo de la madrugada se ha reabierto al tráfico la carretera AL-1050 tras la interrupción de la circulación de manera preventiva. De igual forma, desde la Guardia Civil han indicado que con el incendio aún activo pero "contralado" se ha permitido a las personas que habían sido desalojadas en las viviendas cercanas pudieran regresar a sus viviendas.  Fueron numerosas las llamadas recibidas en torno a las 21,00 horas a causa de la enorme y densa columna de humo negro que se divisaba sobre el Paraje de la Loma del Boque, donde radicaban las instalaciones de la hotofrutícola.  Hasta el lugar se han desplazaron cuatro dotaciones Bomberos del Consorcio de Poniente, efectivos sanitarios así como la Policía Local y la Guardia Civil, que desalojó a los pocos trabajadores que aún estaban en las instalaciones.











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