La inteligencia artificial y el empleo

LA IA que hoy conocemos es poco probable que elimine la necesidad del factor humano en el trabajo. Lo que sí es seguro es que cambiará la naturaleza y los roles de muchos empleos.

Aún, reconociendo la impresionante tecnología que existe detrás de los modelos GPT (Generative Pre-trained Transformer), la realidad es que lo único que son capaces de hacer estos modelos, es generar textos bonitos, coherentes y en contexto con la solicitud realizada. Pero sin la seguridad de que la respuesta ofrecida sea correcta.

Son textos predictivos, basados en patrones aprendidos con ingentes cantidades de datos de entrenamiento, no es una verdadera inteligencia con capacidad completa de comprender, aprender y aplicar su conocimiento a la toma de decisiones. No generan nueva información, sólo repiten la aprendida durante su entrenamiento.

Y ni siquiera está claro que el avance exponencial de estas inteligencias, con la potencia de la computación cuántica, llegue siquiera algún día a adquirir algo parecido al pensamiento del ser humano y su psicología. Sobre todo, porque ni siquiera hemos llegado aún a comprender y desvelar los misterios de nuestro cerebro.

La IA no es una amenaza para el empleo, o al menos no para todos. Habrá puestos de trabajo cuyo contenido sea el desarrollo de tareas rutinarias y repetitivas, que seguramente serán sustituidos por bots de IA, pero el factor humano seguirá siendo fundamental, puesto que será necesario generar nuevos roles de empleo para aprender a interactuar con las herramientas de la IA, analizar críticamente los resultados ofrecidos por aquella y generar conocimiento a partir de los mismos.

El futuro no pasa por regular la IA. El futuro pasa por la educación y la formación en su uso.

La IA supondrá un avance exponencial en todas las disciplinas del conocimiento humano, pero para eso necesitamos dejar de pensar en ella como un riesgo, y entenderla como un desafío y una oportunidad.