La memoria del pingurucho y Miguel Hernández

Miguel Ángel Blanco
07:00 • 03 mar. 2020

En mi opinión, y a tenor de los hechos, creo que no es casual que el Ayuntamiento de Almería haya acordado, con gobierno del Partido Popular, la demolición y el traslado del Monumento a los Mártires de la Libertad (Los Coloraos), popularmente conocido como El Pingurucho, en la Plaza Vieja (de la Constitución. Y a la par, el Ayuntamiento de Madrid, también bajo control de gobierno del Partido Popular, haya retirado el proyecto del Ayuntamiento madrileño que presidió Manuela Carmena, para homenajear en el cementerio de la Almudena con los nombres de las víctimas de la dictadura del Franquismo, fusilados después de la guerra civil. Y con ello, los versos de Miguel Hernández también desaparecen. En ambos casos no se han hecho esperar las protestas. 


Simbólicamente, los versos de Miguel Hernández se han encontrado con los Coloraos, fusilados por enfrentarse al absolutismo dictatorial de Fernando VII y en defensa de la Constitución de 1812. Los Coloraos, llamados así por el color de su uniforme, fueron fusilados en la playa de Almería, de espaldas y de rodillas en 1824. En 1870, fue levantado el Monumento en Almería como homenaje a su memoria. El Pingurucho fue demolido en 1943, cuando se anunció la primera visita de Franco a Almería, y el alcalde de la ciudad ordenó la destrucción del obelisco.


Ahora bien, El Pingurucho no está solo en el plan municipal. El Ayuntamiento también ha acordado la desaparición de los árboles. Naturaleza y patrimonio histórico van, pues, de la mano a un nuevo exilio de la conciencia libre. Ante ello, la asociación Amigos de la Alcazaba, adjudicó al Ayuntamiento la mención crítica, entre los premios de 2019, el “Chumbo Verde” al Ayuntamiento por el desatino con la Plazas de la Constitución, El Pingurucho y los árboles. Por cierto, creo que es un error de Amigos de la Alcazaba mencionar “Premio” al Chumbo Verde. El alcalde de la ciudad, Ramón Fernández-Pacheco, no asistió a la entrega aunque envió un escrito donde justifica la decisión del gobierno municipal. Su justificación es sorprendente. Según el alcalde, El Pingurucho destaca poco en la Plaza, como aprisionado por el entorno. Y los árboles dañan el subsuelo por las raíces. Y por eso busca un emplazamiento nuevo, con perspectivas al mar. La realidad es que el Pingurucho y su simbología, la exaltación que se hace todos los años, no es bien vista por los ojos conservadores. Escuchar la Marsellesa y el Himno de Riego junto al Himno de Andalucía, no es santo de la devoción  de la conciencia reaccionaria.



Mucho costó recuperar El Pingurucho en el emplazamiento de la Plaza Vieja, después de su demolición en 1943. Durante los años de la Dictadura, cada 24 agosto, un grupo de ciudadanos realizaba en silencio y de forma clandestina un paseo hasta la Plaza Vieja para recordar el lugar de los Mártires de la Libertad. Destacaban, entre otros, el abogado Juan Pérez y el periodista José Miguel Naveros. Ambos de creencias republicanas. La reivindicación para conseguir la reconstrucción del Pingurucho fue uno de los temas destacados de  la Transición en Almería. Hubo campañas en medios de comunicación, y en sectores de la izquierda. Fernando Martínez, profesor entonces del Colegio Universitario, reivindicó desde el principio la memoria histórica de los Coloraos y la reconstrucción del Pingurucho, así como el veterano periodista José Miguel Naveros. 


Es un tema que siempre ha estado presente en el debate publico. Como ha señalado el historiador Antonio Gil Albarracín, en el prólogo del libro ”Los Coloraos  en sus documentos” de Emilio García Campra, “se trata de un símbolo colectivo al que se acogen todos aquellos para los que el ansia de libertad no es un deseo sin sustancia, sinon una necesidad vital insoslayable”. Y afirma que “año tras año, el homenaje a los Coloraos fue un arma arrojadiza”.



Concentraciones de ciudadanos y escritos con miles de firmas defienden la permanencia del Pingurucho y de los árboles en la Plaza Vieja. Hasta ahora, el Pingurucho resiste y no se rinde. Le acompañan los versos de Miguel Hernández en la distancia.





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