Adiós a Mar de Ágata y Alwin

“Se quería dejar claro su defensa del fomento e implantación de las energías limpias”

Antonio Hermosa
09:00 • 12 mar. 2023

Es una buena noticia la decisión del Gobierno de no permitir que se construyan parques eólicos marinos dentro del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, un espacio medioambiental declarado por la UNESCO Reserva de la Biosfera.



El Conejo de Ministros ha aprobado el pasado 28 de febrero el Real Decreto con los planes de Ordenación de Espacio Marítimo POEM, y ha establecido la franja costera que abarca este parque natural como Zona de Uso Prioritario para la protección de la biodiversidad, atendiendo las reclamaciones presentas por la Plataforma Stop Mar de Ágata, creada por el grupo ecologista Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, Ecologistas en Acción, tras conocer la intención de varios grupos inversores de instalar parque eólicos marinos a muy poca distancia de la costa de este espacio natural.



Tras tener conocimiento de los planes de esas empresas privadas (Mar de Ágata y Alwin) de construir macro proyectos eólicos frente al Parque Natural, la Plataforma Stop Mar de Ägata comenzó una campaña de información social, recogida de firmas y de obtención de apoyos por parte de otras asociaciones y colectivos, y pidió su opinión a un importante número de científicos e investigadores, que mostraron su total rechazo a la colocación de aerogeneradores, con una altura parecida a la de la torre Einfel, que serían visibles desde Carboneras hasta la Isleta del Moro. 



La decisión del Gobierno viene a dar la razón a los argumentos esgrimidos por esta Plataforma y su defensa de los valores medioambientales del Parque Natural, que ponían en peligro la subsistencia de la fauna marina y de especies de aves que ocupan el espacio marítimo-terrestre de Cabo de Gata.



Entre los argumentos esgrimidos por la Plataforma Stop Mar de Ágata destacaba que su pretendida ubicación estaba en un hábitat crítico para los cetáceos según se recoge en el convenio ACCOBAMS, y sobre especies protegidas como las ballenas, los delfines y las tortugas; también que tendría un efecto negativo sobre las aves y el medio marino, afectando negativamente al plancton, los peces y los crustáceos. Generaría impactos en comunidades tectónicas debido a los anclajes de los aerogeneradores y sus infraestructuras asociadas; fomentaría el riesgo de colisión de aves acuáticas; y potenciaría reacciones conductuales y alteraciones de la comunicación a los mamíferos marinos. Además, su impacto visual sería perjudicial para el mantenimiento de un turismo sostenible que se siente atraído por la variedad de paisajes que presenta el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.



En los argumentos esgrimidos por estos colectivos ecologistas y por una amplia representación de la comunidad científica se quería dejar claro su defensa del fomento e implantación de las energías limpias, como pueden ser la eólica y la fotovoltaica, pero entendidas desde un punto de vista racional, con el desarrollo de políticas que potencien el autoconsumo y que se alejen de los macro proyectos que intentan imponer empresas que solo buscan su beneficio económico en detrimento de la conservación de la naturaleza. Otro ejemplo lo tenemos en la proliferación de macro proyectos fotovoltaicos que están surgiendo en el desierto de Tabernas y que ponen en peligro el modo de vida de cortijos y núcleos de población que ven  transformados su entorno y su paisaje, con la instalación de grandes superficies de paneles solares y de líneas de alta tensión, que ponen en peligro un modelo de turismo rural sostenible.






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