Cuando el banquillo es una caja de bombas

Tres entrenadores trabajaron para la primera Liga con Turki Al-Sheikh

Banquillo caliente
Banquillo caliente

Juan Sánchez

Tony Fernández
16:13 • 22 ago. 2020

Ser jugador del Almería en los tiempos de Turki Al-Sheikh es una delicia, pero sentarse en el banquillo ha sido como hacerlo en una caja de bombas. Pedro Emanuel dejó su sello de señorío en la entidad. José María Gutiérrez nunca dejó de ser el jugador que era y Mario Silva es una filosofía de vida para el futbolista y para el club que le paga. Tres entrenadores, cada uno con su sello, y una carta destino a la Primera que nunca llegó.



Nunca ha sido fácil la Segunda División para aquellos entrenadores que la conocen y se ha dado el caso de contar el Almería con tres preparadores que aterrizaron por el Mediterráneo sin tener bien aprendida la lección de una categoría cruel con los entrenadores. 



Pedro Emanuel



Por Almería pasó un señor del fútbol que no pudo culminar su obra debido a la enorme presión por ganar que tenía el equipo. Los jugadores estaban con él, pero los resultados no eran los que todos esperaban y tras empatar en Oviedo y volver a entrenar, era cesado por el presidente. El equipo no estaba tan mal y había sido líder de Segunda, pero sin terminar de armar un bloque y asegurando la defensa y ganando por la calidad de la plantilla no le llegó.



Su destitución comenzó cuando el Cádiz ganaba en Almería y perdía el liderato. Le echaron segundo de la fila y cuando empezaba a tomarle el pulso a una plantilla muy joven que asimilaba el modelo. Nunca acabó de ir a por los rivales y tras 14 partidos tuvo que hacer las maletas. 



Guti



El presidente Turki Al-Sheikh conoció a Guti en El Cairo y le echó el ojo. Todo un ‘Galáctico’ en sus manos para un Almería rumbo a Primera. Pasaba (sin darse cuenta) el madrileño de posar para un tuit con el ministro a ser anunciado y presentado como lo que era: una estrella del fútbol. Y en eso se quedó. Todos conocimos al jugador pero no vimos al entrenador que quiere ser, con un sinfín de alineaciones y alternando buenas direcciones desde el banquillo, con batacazos.



Como su antepasado en el cargo, lo fiaba todo a la calidad y cuando no llegaba la inspiración el equipo no sumaba, y tras pregonar ser campeón en plena pandemia, la vuelta de la competición coincidió con su peor racha local y era despedido. El Almería nunca tuvo el sello de Guti, como no lo tuvo con Pedro Emanuel y de nuevo se fiaba todo a la calidad de una plantilla liberada, porque el foco de los resultados estaba puesto en el banquillo. El entrenador que Guti pretende ser no se vio por Almería. Tuvo paciencia de 21 partidos el presidente, y el CEO le comunicaba el cese con enorme dolor.


Mario Silva

El segundo portugués ha logrado la gloria del ascenso y todo el honor tras recibir un equipo que no estaba bien en lo físico y desorientado de mente. Le costó mucho enderezar el rumbo y  desde el primero de sus partidos en Miranda, al equipo se le vio con concepto futbolístico, lo que no hicieron o no consiguieron sus antecesores. Tuvo que templar gaitas en el vestuario y convencer a sus jugadores de que no todo se arregla con calidad. Puso orden táctico y trató de implantar un patrón de juego a modo de los mejores equipos de la Segunda División. Buenos partidos con malos resultados y grandes triunfos jugando regular. 

Perder la tercera posición de cara al Play Off le costaba el puesto y voló a Portugal.


Y dos efímeros

De Óscar Fernández solo se puede decir que era la apuesta de Alfonso García para seguir con ese modelo de club racional y vendedor, capaz de comprar a dos y vender a cinco, para mantenerse vivo en la Liga de Fútbol Profesional. Se tenían todas las referencias para que triunfara en el Almería. Le costó desligarse del Atlético de Madrid para emprender su primera aventura en la categoría de plata. Todo iba bien para un entrenador que buscaba el salto a la Liga Profesional pero nadie podía imaginar la venta  exprés del club.

Comenzó la temporada con una plantilla muy distinta a la que luego hizo Turki Al-Sheikh. Con Óscar Fernández el Almería se planteaba la permanencia en la Segunda División y tras hacer el primer tramo de la puesta a punto, y jugar los primeros partidos amistosos, se desató la tormenta y el nuevo propietario lo mandaba a su casa sin estrenarse en el banquillo.

El cese fue fulminante ante la sorpresa de los seguidores del Almería y de un fútbol nacional que asistía al aterrizaje forzoso de un presidente llegado de otra cultura.


No estuvo en Palacio El otro ‘Óscar’ vino desde Portugal cuando preparaba un nuevo proyecto deportivo en su larga carrera, ya a las puertas de los 50 años. José Gomes llegaba en pleno parón por el caso Fuenlabrada y para subir al equipo en cuatro partidos. Aterrizó la noche de un domingo y hasta el jueves no pudo entrenar. Dos días después de su llegada desalojaron el campo por un positivo y… menos tiempo para imponer su modelo de juego.

Cuando la Liga anunciaba las fechas del 13 y 16 de agosto para los partidos contra el Girona, nadie sabía como jugaría su equipo. El estreno no invitaba a soñar con 5 defensas y sin disparar a portería en Montilivi. Solo estuvo bien el equipo en la primera mitad y luego nada. Ni un disparo. Peor fue el partido de vuelta cuando el Girona se impuso por 1 a 2 y dejaba sin premio al portugués y a su jefe Turki Al-Sheikh que tanto apostó por él para la causa.

El entrenador que pregonaba a los cuatro vientos que le dijo a Turki Al-Sheikh que “yo no soy un mago”, no ha ganado ninguno de los dos partidos que ha dirigido al Almería, pero tiene firmado un año más. Como ya pasó con Óscar, a día de hoy solo tiene garantizado que cobrará el año de contrato. Lo de entrenarlo...


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