Óscar Martín, el largo viaje europeo de un versátil actor forjado en El Ejido

Esta semana estará en el Festival de Cannes representando a la Unión de Actores de Luxemburgo

El actor almeriense Óscar Martín, en una imagen reciente. Foto: Diana Meierhans
El actor almeriense Óscar Martín, en una imagen reciente. Foto: Diana Meierhans
Evaristo Martínez
22:38 • 15 may. 2023

Tenía diez años cuando pisó un escenario por primera vez. Era un “niño gordito” que encajaba en el Sancho Panza que Carmen Caparrós, profesora en el colegio Ramón y Cajal de El Ejido, buscaba para llevar a las tablas el Quijote. La experiencia le llevó a vencer su timidez. Ganó confianza, perdió peso. Cuando recuperó al escudero para el festival de teatro infantil ejidense, no le quedó más remedio que utilizar cojines. 



Esta anécdota de la niñez representa el carácter con el que Óscar Martín (Óscar García Martín, Madrid, 1970) afronta un oficio que lleva defendiendo desde los veintipocos años: es metódico, disciplinado, “casi obsesivo”, asegura. Puede estar, por ejemplo, una semana trabajando el acento argentino, “viendo telenovelas y películas de Ricardo Darín”, para un pequeño papel en una serie de sobremesa. Un compromiso con la profesión que defenderá hasta el fin de los tiempos. “Actor para jugar en la vida hasta ‘the end”, reza su perfil en Instagram



Vaya si juega, y en todos los campos: tras décadas de entrega al teatro, incluso con una incursión en la ópera (y cantando), en 2014 debutó en el cine en el filme alemán ‘Colonia’. Desde entonces se ha centrado en el medio audiovisual y ha aparecido en varias películas y series: españolas, como ‘30 monedas’ (HBO Max) y ‘Amar es para siempre’ (Antena 3), y europeas, como ‘Baraki’ (Netflix Bélgica) y ‘Un si grand soleil’ (en ‘prime time’ en la televisión pública France 2).



También ha tenido un papel en ‘The red suitcase’, corto nominado al Óscar, y en ‘La sirvienta’, película sobre la fundadora de las Religiosas de María Inmaculada, una pequeña película que logró colarse entre las diez más vistas en España. En Almería pudo verse en abril en dos pases, con lleno, en la Escuela Municipal de Música y Artes (EMMA).



El ejidense luxemburgués



Aunque desde hace cuatro años tiene su “base” en París, Óscar Martín reside en Luxemburgo, junto a Ginebra la ciudad que ha marcado su devenir vital y profesional.



Un periplo por el viejo continente que ha forjado su personalidad. “Cuando la gente me pregunta de dónde soy, digo que europeo: nací en Madrid, me crie en El Ejido, estudié en Bélgica, vivo en Luxemburgo... Pero siempre digo que soy ejidense”, afirma a LA VOZ durante una conversación telefónica días antes de viajar a Cannes.



En el festival galo, que comienza este martes (y donde Almodóvar y Erice estrenarán sus últimos trabajos, rodados en Almería), estará representando a Actors.Lu, la asociación de actores y actrices de Luxemburgo de la que forma parte: está en su comité de dirección y realiza labores de formación y comunicación.


Martín tenía 13 años cuando llegó a Bruselas: su padre, José Antonio García Acién, el primer alcalde que tuvo El Ejido (también gobernó Dalías, de donde era), emigró con su mujer y sus hijos buscando la calma que en el Poniente rompió la segregación de Celín y Dalías. "Tuvo muchas presiones y llegaron a ponerle una bomba en la balsa. Mi hermano y yo teníamos que ir con escolta porque nos habían amenazado de secuestro", recuerda. 


Por la mañana, el adolescente Óscar iba a la escuela en Lieja y por las tarde se desplazaba a Bruselas, al Instituto Nacional de Bachillerato a Distancia, donde se sacó BUP y COU. Por eso, a pesar del tiempo que lleva fuera de España, nunca ha perdido su lengua natal, que domina junto a otras. Oro para su oficio de nómada: habla francés (“soy casi bilingüe”), inglés, italiano y tiene “nociones” de alemán y ruso. Tampoco ha cortado el contacto con Almería, donde tiene casa en Aguadulce y regresa cada verano para visitar a su familia.


Del teatro al cine

La pasión por los idiomas le viene de lejos: estudió Traducción en Bélgica y fue en Luxemburgo, durante unas prácticas, donde retomó, de la mano de ‘El alcalde de Zalamea’ y de un grupo formado por traductores españoles, el teatro. Y ya no lo soltó. En Ginebra, tras abandonar definitivamente su profesión de traductor, dirigió obras, dio clases, impartió talleres. En su carrera suma más de 40 producciones en siete países.


Pero fue en Luxemburgo donde brotó la chispa del cine. “Era una coproducción con Alemania. Me ofrecieron un papel de latino en ‘Colonia’, un torturador chileno que interrogaba a Daniel Brühl”. Una tónica habitual desde entonces: no lo de torturador (aunque su físico de 1,81m le ha dado más de un papel de tipo duro, a este o al otro lado de la ley) sino eso de jugar con los acentos. “Tengo facilidad, y me lo trabajo”, apunta.


En ‘30 monedas’, hablaba inglés con acento italiano. "Es televisión, pero es cine, una cosa muy bestia. Álex [de la Iglesia] me vio al principio y ensayamos lo mínimo: luego se repitió la toma casi veinte veces porque había mucha figuración".


Y en ‘Amar es para siempre’, apareció en abril en tres capítulos hablando con deje argentino con el personaje de Juanvi. "Nunca había estado en una serie diaria. Salgo en tres episodios, pero solo fue una jornada de rodaje. Allí no hay arribismos, ni crisis nerviosas: tiene mucho mérito trabajar a ese ritmo, es duro. Y mis secuencias con Anabel Alonso, Ángeles Martín y Cristina Paloma, que hacía de mi novia, fueron una maravilla".


Su paso por la serie de Antena 3 llegó poco después de que ‘The red suitcase’, producción luxemburguesa dirigida por el iraní Cyrus Neshvad, rozara el Óscar. “Estuvimos a las puertas: Steven Spielberg le dijo al director que era el mejor, solo que el que ganó, 'Un adiós irlandés', era el único en lengua inglesa”, cuenta acerca de esta obra, candidata en la categoría de mejor cortometraje de ficción. "Era la primera vez que Luxemburgo conseguía una nominación: llevan veinticinco coproduciendo mucho y tomaron la decisión a nivel político de fomentar mucho la industria del cine".


Otra pisada más en una carrera “de cocción lenta”, de fondo, con la que el niño que fue Sancho Panza en un colegio de El Ejido sigue viajando por Europa, peleando contra molinos de viento, pisando alfombras rojas.


El primer miembro de ‘Familia de cine’

“Se trata de estar ahí picando piedra, de perseverar. Y luego de tener la suerte y dar con las personas adecuadas”, confiesa Óscar Martín. Como Javier Manrique, su representante en España desde que ‘Colonia’ se estrenó en nuestro país. “Gracias a él aparecí en ‘30 monedas’ y luego le contactaron para ‘Amar es para siempre’ al ver mi videobook”.


Además de sus hijos (uno está en una ONG en Sudáfrica y otra en Jordania, estudiando árabe y colaborando con otra ONG), en la charla con LA VOZ tienen gran presencia la actriz Assumpta Serna y su marido, también actor, Scott Cleverdon. “En la pandemia empecé a seguir sus directos. Ellos llevan más de 20 años enseñando actuación y comenzaron a compartir sus conocimientos”.


Así nació el proyecto ‘Familia de cine’, de la que el ejidense fue el primer miembro. Hoy son más de cien profesionales del cine y de la televisión de más de diez países que buscan crear equipo, formarse y apoyarse mutuamente.


“Cuando tengo un casting, recurro a ellos. Y junto a Assumpta he hecho la escena más bonita de mi vida”, dice sobre ‘La sirvienta’, de Pablo Moreno, donde ambos encarnan a los tíos de Vicenta María López y Vicuña, la fundadora de las Religiosas de María Inmaculada.




Temas relacionados

para ti

en destaque