Maracaná

Uno de estos en cada barrio

Viendo pasar el tiempo
Viendo pasar el tiempo

Tony Fernández

Tony Fernández
13:38 • 20 ene. 2024 / actualizado a las 13:48 • 20 ene. 2024

Tuvo tiempos mejores con redes en las porterías y el terreno de juego de estreno, pero aguanta como puede el empujón del progreso un campo de fútbol que ya lo quisieran tener en todos los barrios, o fuera de obligado cumplimiento en cada promoción de viviendas



No sabemos ni quien lo hizo y cuanto va a durar pero al salir del ‘cole’ toma vida nuestro Maracaná frente al Alcampo y a los pies de la vieja chimenea de la fábrica del azufre de la familia Romero. 



Los que corrimos para que los municipales no nos quitaran la pelota en la calle ya nos hubiese gustado tener un escenario como este para aquellos desafíos entre ‘El Quemadero’ y la ‘Plaza de Toros’ o un ‘Pescadería-Plaza de Pavía’ que ardía Troya. 



Los niños que lo disfrutan son unos privilegiados y nos hacen recordar aquellos campos de los descampados de nuestro barrio en construcción.



Alsina Graells



Lo mismo es un regalo de la promotora para los nuevos vecinos de sus casas o durará lo que tarde la piqueta en ponerse en marcha. Está deteriorado y a veces hay botellines vacíos en el terreno de juego porque maleducados siempre los hay. Arrancaron sus redes una noche y no las volvieron a poner. Suele pasar en esta bendita tierra.



Yo pondría uno en cada barrio porque sus dimensiones son pequeñas y la ilusión que desata en los niños no tiene precio. Felicidades al que lo hizo porque en mi camino hacia el Alcampo lo veo fuerte y aguantando el tirón. Maracaná fue el campo más grande del Mundo y está en Brasil.



Bernabé Navarro que habitó en aquellos parajes cuando las ‘Alsinas’ salían y entraban puede estar muy orgulloso de que se haga un campo en ese solar donde tuvo despacho, secretaria y secretarios siendo el hombre fuerte de la empresa para toda Andalucía justo encima de donde ahora hay un campo de fútbol para que jueguen los pequeños.


Niños de la calle

Es inevitable para padres y abuelos recordar aquello ‘desafíos’ entre calles primero y barrios después en una balsa seca de La Molineta o en la llanura de la Plaza de los Toros, sin olvidar la Rambla a la altura de las Almadrabillas.


Antes de todo ello las calles eran nuestros campos y dos piedras los postes porque el larguero iba por consenso de los jugadores que daban gol en función de la mano del portero. La mayoría salimos solo buenos aficionados y muy pocos futbolistas pero ¡qué buenos tiempos!


Hay que plantearse este tipo de campos para aquellas nuevas promociones de viviendas donde no se pasa de una pista de tenis o de pádel mientras que en un 40x20 caben muchos niños jugando a la pelota como en nuestro Maracána del Alcampo.


Uno por promoción

Hoy la ciudad de Almería es una privilegiada porque en la mayoría de los barrios hay un campo de fútbol por obra y gracia del equipo de gobierno de Luis Rogelio Rodríguez-Comendador o de Juan Megino y porque Paco Amizián se echó ‘palante’ con los Juegos Mediterráneos.


Amizián, Quitó la tierra y las piedras de los campos y puso una alfombra verde para envidia de los que ya teníamos pasado el arroz del fútbol callejero. “Formación y educación pero con la mejor instalación” era su lema no pregonado porque hizo sin prometer. Dio trigo y no habló de sembrar pero hay que reconocerle al concejal todo lo que hizo por el fútbol modesto ya que cambió para siempre una ciudad que iba a la cola de España en instalaciones de césped.


Son solo 40x20

Nuestro Maracaná del Alcampo es similar a una pista de balonmano de 40x20 y cabe en cada barrio al lado del parque infantil. Hemos sido sensibles con los más pequeños y tenemos columpios por toda Almería pero ¿Y campos?


Hay que pedirle al Ayuntamiento de Almería que lo mismo que se hacen en los residenciales pistas de tenis y de pádel que estiren y pidan un Maracaná para los niños porque si perdemos para siempre el fútbol callejero estamos perdidos.


Como la Puerta de Alcalá sigue el Maracaná viendo pasar el tiempo. Hasta que la piqueta mande parar. Los niños son los más beneficiados del retraso en el comienzo de las obras en el viejo solar de Alsina y por ellos que pase el tiempo mientras puedan meter goles en porterías sin redes que pese a no ser reglamentarias les hacen disfrutar cada tarde o cada mañana de día festivo cuando explota la ilusión por el fútbol en este barrio.



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