El Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar supone para el Levante de Almería el culmen de la belleza de sus playas en estado indómito. Si bien estas localizaciones áridas y volcánicas eran hasta hace poco un patrimonio casi único para los bañistas almerienses, y algún que otro extranjero de alma contemplativa, ahora sus 63 kilómetros de acantilados forman la línea de costa mejor conservada del Mediterráneo español.

No es de extrañar por tanto que curiosos de otras partes de España -y del extranjero- busquen disfrutar de la belleza de playas de la categoría de Los Genoveses, Monsul, El Playazo o Rodalquilar. Sin embargo, cabe recordar que Cabo de Gata fue declarado en 1998 por la Unesco como Reserva de la Biosfera, lo que representa una de las áreas protegidas más importantes de Andalucía. 

No se dice esto de forma baladí, porque, para desgracia de todos, se tiran hasta 600 kilos de basura al día, lo que se ve multiplicado exponencialmente en época estival veraniega. En el suelo desértico se pueden encontrar desde envases, enseres hasta residuos de toda índole.

La cala de San Pedro, el último reducto hippie de España

La cala de San Pedro es una playa de arena fina y blanca, de aproximadamente 250 metros de longitud  que está rodeada de un paisaje espectacular, con aguas de un intenso color turquesa que deben su tonalidad a la pureza del fondo marino. 

Fue originalmente un pequeño asentamiento de pescadores junto al castillo del siglo XV, pero cuando la pesca y la agricultura declinaron en los años 60, el lugar quedó prácticamente abandonado. 

Sin embargo, hace más de cuarenta años, un grupo de hippies se instalaron en las ruinas y cuevas, atraídos por el manantial que surte de agua fresca el valle, las ruinas de antiguas cortijadas y el entorno salvaje y aislado.

Fue hace ahora 27 años, exactamente en el año 1998, cuando Daniel Navarro adquirió por 20 millones de pesetas la Cala San Pedro, cuyo motivo fue que "era un lugar maravilloso y tenía la posibilidad de hacerme con ello, pero no me lo compré con ningún interés inmobiliario y desde luego no me esperaba esto".

Desde entonces, se ha formado una pequeña comunidad permanente –alrededor de medio centenar de personas de varias nacionalidades– que vive de forma sencilla, cultivando huertos, construyendo con materiales locales y vendiendo artesanía y comida a los visitantes.

El imponente castillo de San Pedro, una antigua cárcel

Presidiendo esta cala, se alzan las ruinas del castillo de San Pedro, una fortaleza mirando directamente al mar construida en el siglo XV con el objetivo de defender la costa de los ataques piratas. Estratégicamente ubicada sobre un promontorio rocoso, este castillo cumplió su función durante siglos e incluso fue utilizado como cárcel en su etapa tardía, pero terminó siendo abandonado con el paso del tiempo.

Según la página web del Ayuntamiento de Níjar, los terremotos del siglo XVII dañaron considerablemente su estructura, y no fue hasta XVII cuando se reconstruyó. Aun así, actualmente se encuentra en estado de ruinas a pesar de ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC).

Llegar hasta esta cala no es tarea fácil. No existen carreteras directas, por lo que los visitantes deben recorrer un sendero de unos tres kilómetros desde el aparcamiento más cercano o llegar en embarcación privada. Este difícil acceso contribuye a preservar su carácter salvaje y tranquilo, alejándola de las grandes masas turísticas.

Otra opción es coger una de las embarcaciones recreativas o kayaks llegan directamente a la cala en 10–15 minutos desde Las Negras. Esta alternativa es ideal en verano cuando el sendero es caluroso o si viajas con niños.

Ruta en coche resumida paso a paso