Miles de personas irán en los próximos meses a uno de los lugares preferidos por los almeriense y por muchos de los que visitan la provincia en verano: el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Su extraordinaria belleza y su valor ambiental son sus mayores valedores. Pero bien, este espacio natural se enfrenta cada año a un gran reto, como es el aunar el turismo con la conservación de su riqueza natural.

Dentro del Parque Natural de Cabo de Gata, enclave compartido por tres municipios (Níjar, Carboneras y Almería), son numerosas y variadas las actividades recreativas y relacionadas con el turismo que se ofertan. Estas se incrementan en verano, al igual que aumenta la presencia de visitantes en este espacio natural. 

Aunar conservación y turismo es uno de sus principales retos. Expertos ya han advertido de las consecuencias para este parque natural de la alta presión turística que sufre, que cuenta con numerosas figuras de protección, y de las actividades que continuamente se desarrollan en él. 

Consecuencias para el Parque Natural de Cabo de Gata

Gloria García, geóloga y asesora científica del geoparque Mundial Unesco Cabo de Gata-Níjar, afirma que toda actividad tiene un impacto, pero que existen algunos daños que a la larga son más perdurables que otros. 

Parte de esta problemática es la concentración de dichas actividades. "Casi ninguna es mala en sí misma, el problema es la cantidad de empresas haciendo lo mismo en un mismo entorno. Aquí hay que tener presente lo que se denomina como capacidad de carga de un espacio", advierte Víctor Gutiérrez, coordinador del área de Conservación y Restauración de Ecosistemas de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

La situación con los kayaks

Es una de las actividades más populares en este espacio natural almeriense, especialmente en verano. "Los kayaks se han convertido en un problema desde hace un tiempo. Parecen inofensivos, pero cuando 15 empresas pasan por una misma zona  cuatro veces al día eso ya es un problema. Es algo que hay que controlarlo y vigilarlo", advierte Gloria García, que señala que cuando hace viento todas las empresas se ven obligadas a ir al mismo sitio.

"Un centro de buceo no pasa nada. Si tienes muchos sobre las mismas cuevas, eso tiene un impacto", destaca Víctor Gutiérrez, que afirma que, aunque las actividades sean legales y cuenten con las autorizaciones pertinente, hay que tener en cuenta la capacidad de soportar determinadas cargas que tiene un espacio. 

A pie también se hace daño

Ir campo a través y salirse de los senderos de uso público también puede provocar daños. "La vegetación aquí tarda mucho tiempo en recuperarse porque no llueve mucho. Si el año es bueno, a lo mejor al año siguiente sale, pero generalmente la recuperación de una zona que se ha quedado degradada por el pisoteo es complicada y tarda años", explica Gloria García, que recuerda que el senderismo se debe restringir a los senderos de uso público y a los caminos catastrados. "Caminar campo a través no está prohibido, pero no es la mejor idea si quieres realizar una actividad que no tenga impacto en la zona", destaca esta geóloga.

Las pruebas deportivas también tienen sus consecuencias en el entorno. "Tienen su impacto en la erosión del suelo, los caminos se van ensanchando cada vez más, la flora se va machacando... Todo eso, poquito a poco. Todo tiene un impacto, pero hay algunos que a la larga son más perdurables que otros", incide García.

La geóloga, asesora científica del geoparque Mundial Unesco Cabo de Gata-Níjar, también habla del impacto  sobre el patrimonio marino. "Ese no tiene vuelta atrás. Cuando tú te cargas el afloramiento, eso no hay forma de recuperarlo jamás. Eso se ha perdido para siempre", afirma.

Balizamiento de las playas

Por su parte, el director conservador del Parque Natural de Cabo de Gata, Salvador Parra, recuerda una de las medidas tomadas por la Junta precisamente para proteger varias playas y calas vírgenes de este espacio natural. "Desde hace cinco año, este balizamiento que se suma al de las zonas de baño urbanas. Una decisión que se tomó ante el incremento de la presencia de embarcaciones de recreo y motos acuáticas", destaca.

Desde el 15 de junio al 30 de septiembre, la Junta de Andalucía  restringe la navegación deportiva y de recreo con embarcaciones a motor o vela en una docena de playas naturales. 

Una medida que afecta a zonas como las playas de los Muertos, Cala Enmedio, Cala del Plomo, Cala San Pedro y el Playazo de Rodalquilar, así como a la zona de poniente de la playa Isleta del Moro y sus afloramientos rocosos contiguos, además de Genoveses, el Barronal, Mónsul, la Media Luna, el Corralete y la reserva marina del Arrecife de las Sirenas.