Los pisos que se comieron la vega
Hasta los años cincuenta la calle del Estadio estuvo rodeada de vega y establos
Los ojos que miraban en la oscuridad
Eran los operadores, los que habitaban en el interior de las cabinas proyectando la película
Corazón de Jesús: pasión y olvido
El monumento que corona la ciudad ha sido venerado, atacado y olvidado desde su inauguración
Almería ya se volcó con Valencia
En octubre de 1957 los almerienses donaron dinero, ropa y medicinas a los damnificados
El deporte en los tiempos del hambre
Los atletas almerienses de la posguerra destacaban en una población llena de enclenques
Los fantasmas de los antiguos comercios que se resisten a desaparecer
Los letreros mantienen vivos a negocios que ya no existen
La noche de quemar las mariposas
Era costumbre encender unas mariposas con aceite para recordar a los ausentes
La figura del ‘vinagre’ de bodega
El ‘vinagre’ era aquel tipo que se pasaba las horas bebiendo vino en las bodeguillas
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Los talleres de Oliveros en la guerra
Los dueños acabaron presos y ejecutados en Turón y la fábrica, en manos del Control Obrero.
Almería era diferente de verdad
Presumíamos de playas cuando en la ciudad las teníamos ocupadas por los cargaderos de mineral
El estanco que había en la Plaza Vieja
Lo regentó Luisa Ramírez hasta que en los años 50 se lo expropió el Ayuntamiento
En Almería todos fuimos callejeros
La calle era el gran escenario donde transcurría la vida cotidiana de los almerienses
Los vecinos del barrio de La Magnesita
Era una barriada de 30 casas al norte del Camino de Ronda frente a la Carretera de Granada