Cómo nació y sobrevivió el bar de Almería donde el pescado llegaba directo de la barca a la mesa
El restaurante lleva más de medio siglo abierto y ya lo lleva adelante la tercera generación familiar

Manolo Domínguez frente a la puerta del bar familiar Los Domínguez.
En una época en la que las freidoras aún no existían y la plancha era la reina del mercado; y en la que los bares aún competían con las panaderías a ver quién abría con el canto del gallo, los Domínguez decidieron emprender un negocio que nunca había aterrizado antes en su árbol familiar.
La Foodineta
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Elena Ortuño
Unas raíces que se remontan a medio siglo atrás
Era 1973 cuando el padre de Manolo, a su regreso de Alemania, decidió invertir el dinero que había ahorrado como migrante en el país germano para comprar el local de la calle Paterna del Río. Por aquel entonces, el espacio era una tercera parte del que hoy ocupa el número 73 de la avenida, "pero tenía potencial".
Allí, entre copas de anís con limón, ponche y una carta compuesta por cuatro tapas únicas, pescadores, albañiles y trabajadores agotaban sus descansos como si de su segunda casa se tratase.
Para Manolo, quien se crio correteando en el interior de las cuatro paredes que hoy componen Los Domínguez, no es ni siquiera la segunda: "Este bar es mi hogar. Yo entro a trabajar a las ocho de la mañana y salgo a las doce de la noche". Lo cierto es que el dueño engrosa las filas de aquellas personas que, si el sistema lo permitiese, se podrían haber jubilado desde hace décadas. A sus 9 años comenzó a servir a una clientela que pronto se convirtió en familia. Hoy, a sus 55 años, acumula 46 de experiencia.

Letrero a la entrada del restaurante.
Desde chiquitillo hasta la actualidad, ha visto la evolución de un negocio que, tras sus padres, ha liderado junto a sus hermanos. "Mi padre tenía una barca. Todas las mañanas salíamos a pescar. Teníamos un cartel que anunciaba: pescado fresco. No fallábamos nunca", recuerda mientras una sonrisa se asoma en su gesto: pulpo, jibia, todo tipo de peces... El Mediterráneo mandaba lo que se servía en Los Domínguez; y nunca defraudaba. "Hoy dependemos de la lonja", cuenta mientras señala una furgoneta que abandona la calle justo en ese momento y en la que una inscripción reza: "Del barco a la mesa".
Un álbum de recuerdos
"Invito de barra a barra". Eran las palabras que resonaban en el establecimiento cuando los agotados trabajadores de un barrio portuario marcado por la central térmica de Almería se sentaban en los taburetes del bar después de una jornada exitosa.
"Primero quizás era un pescador que había obtenido un buen botín esa mañana, después se animaba otro contagiado por su emoción... y así todos. Hoy es diferente, ahora cada uno paga lo suyo". Mientras habla, se encoge de hombros con la resignación de quien entiende el devenir del tiempo y los cambios que esto conlleva.
Es su carta la primera que experimentó la llegada del siglo XXI. Con el añadido de nuevas tapas y sabores, llegaron también las tostadas. Fue uno de los platos que hoy aparecen en su menú el que le regaló una anécdota que el hostelero se ríe al contar: “Una vez atendí a unos clientes llegados desde Madrid. Pidieron unos chopitos, se los serví y cuando al rato pasé por al lado, no me podía creer lo que veía”, narra entre carcajadas.

El Restaurante Los Domínguez siempre al servicio de los almerienses.
Sin saber qué era aquello tan duro que escondían las crías de la sepia, la familia se había comido los chipirones enteros, incluido su 'esqueleto'. "Que estaban muy ricos, pero algo duros, me dijeron. Yo no sabía qué responder". Como esta, Manolo guarda en su memoria miles de anécdotas: "He visto crecer a familias enteras. Hemos celebrado bautizos, comuniones de los nietos de nuestros clientes de toda la vida... Son todos muy leales", asegura con orgullo.
Aunque la vitrina de pescado fresco del bar atraía sobre todo a los vecinos habituales, no faltaron ocasiones en que visitaron el local personas de renombre. Desde futbolistas del UD Almería, como Unai Emery, Negredo o Francisco, hasta humoristas y artistas como Pedro Reyes o los hermanos Tonetti, el negocio ha estado siempre frecuentado por buena clientela.
Un presente con incógnitas por el futuro
Tras más de medio siglo, el bar sigue conquistando paladares con platos que marcan su identidad: jibia en salsa, costillas fritas con tomate, caracoles, callos... sin olvidar el pescado fresco.
El futuro del local se vislumbra incierto, marcado por las dificultades del oficio, pero hay un hilo de esperanza: la tercera generación ya está tras los fogones del restaurante Los Domínguez.