La Voz de Almeria

Almería

La faluca de los Juegos se hunde en un jardín a la vista de todos los almerienses

La embarcación se está cayendo a pedazos frente al Auditorio de la ciudad

La pudrición está haciendo estragos en la madera del casco de la faluca.

La pudrición está haciendo estragos en la madera del casco de la faluca.LA VOZ

Eduardo de Vicente
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Corría el año 2004 cuando en medio del clima de euforia de la fiesta por los cercanos Juegos del Mediterráneo el Ayuntamiento de Almería tomó la iniciativa de que se construyera una nave como símbolo inequívoco de nuestra histórica relación con el mar, una embarcación que se convirtiera también en un monumento que recordara a las futuras generaciones la celebración de los Juegos en nuestra tierra. La idea prendió y se puso en marcha el proyecto de fabricar una faluca, una réplica de las que se construyeron en Almería entre los siglos X y XV, en la época hispano-árabe. Dicho proyecto se le encargó a la Universidad de Cádiz y fue realizado en los astilleros de Almería.

En los últimos quince años, la querida faluca de los Juegos ha presidido la vida de los almerienses desde un jardín entre la playa de la Térmica y el Auditorio Maestro Padilla y allí, en medio de un jardín, hace tiempo que comenzó a hundirse ante la mirada impotente de los que le habían cogido cariño y el desprecio absoluto de unas autoridades municipales que parecen desconocer la importancia y el significado de la palabra mantenimiento.

Un experto en embarcaciones, el ingeniero Ramón M. Rodríguez, ha comentado a este periódico en relación al mal estado de la embarcación que “se está cayendo a pedazos, y por días. La pudrición en la madera del casco y la corrosión en los pocos elementos metálicos del barco (mástil y entena) ya han hecho acto de presencia en ella, y de forma devastadora”, asegura.

La faluca necesitaba un cuidado que no ha existido y el abandono se refleja ahora en todos sus elementos. “Muchas tablas del forro han sido atacadas por sus principales enemigos, los hongos y los insectos, y están resecas, perforadas; a través de estas perforaciones se ven algunas cuadernas también atacadas por los hongos; otras muchas tablas están hinchadas, reventadas, formando auténticas grietas en los frentes entre tablas; el acero del mástil y de la entena (larga vara horizontal unida al mástil por un aparejo) está absolutamente corroído, descompuesto en capas cual pieles de cebolla. Las dos cunas de hormigón en que se apoya el barco no parecen estar bien situadas, los cuerpos de proa y popa del barco están sin apoyo firme, lo que ha hecho que la quilla se doble en ambos extremos”, explica el ingeniero.

La realidad de la faluca es que se nos viene abajo y que puede ser una amenaza para los niños que cuando pasan por allí camino de la playa se detienen a veces a descansar en el césped del jardín a la sombra de la nave, que sigue ejerciendo de monumento en uno de los lugares más visibles y de mayor tráfico de vehículos y peatones de la ciudad. Como comenta el ingeniero Ramón M. Rodríguez “el bonito efecto que desde lejos hace esta embarcación se transforma en asombro indignado cuando te acercas y ves el estado real de la embarcación, y te preguntas ¿cómo se ha podido permitir que pase ésto?, pues es un hecho el absoluto abandono a que ha sido sometida esta embarcación desde que se ubicó en su emplazamiento actual, allá por 2011. Hace pocos años se cambiaron algunas tablas del forro para tapar algunos orificios que aparecieron en el casco, pero el proceso de pudrición y deterioro ha seguido, imparable, su curso, como muestra el estado actual del barco”.

La cuestión ahora es qué hacer con este emblema de la ciudad: dejarlo morir, no haciendo nada y permitiendo que se caiga a pedazos, cosa que no tardará en suceder, o recuperarlo y darle una larga vida, reparando los muchos daños que ya tiene y dándole después el debido mantenimiento.

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