La Voz de Almeria

Almería

Calle del Encuentro: el pasadizo de los ocho callejones

Conserva su aspecto de barrio antiguo, a los pies de la Alcazaba

El callejón Sereno es el primero que sube a la calle Encuentro desde el Reducto.

El callejón Sereno es el primero que sube a la calle Encuentro desde el Reducto.Eduardo de Vicente

Eduardo de Vicente
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La calle del Encuentro forma un barrio por sí misma. Oficialmente pertenece al Reducto, pero siempre ha sido un pequeño reino de Taifas, aislada del mundo a los pies del cerro de la falda sur de la Alcazaba, que unas veces la ha protegido y otras se ha convertido en su gran enemigo por culpa de las lluvias y los temidos derrumbes. La calle del Encuentro parece anclada en otro tiempo, con sus casas de planta baja que cada vecino que llegaba fue reformando a su antojo, con sus fachadas de colores llamativos profanadas en muchos casos por los aparatos de aire acondicionado que en las noches de verano componen la banda sonora de este singular rincón de la ciudad.

La calle del Encuentro es larga como una avenida y estrecha como un pasadizo musulmán. Guarda en sus entrañas formas de vida antiguas: todavía se pueden ver a los niños jugando en medio de la calle sin temor a que los atropelle un coche y la ropa tendida en la puerta de las casas. Todavía los vecinos salen a tomar el sol y colocan sillas junto a su fachada en busca de conservación. Su ubicación, más cerca del arrabal de la Joya que del casco histórico, le ha permitido librarse por ahora de esa nueva plaga que nos azota en forma de viviendas turísticas. Aquí no hay un solo piso dedicado al negocio; todos están habitados por familias que han soportado el cambio de ciclo que en muchas partes del barrio ha venido marcado por la presencia masiva de ciudadanos marroquíes. El mismo barrio de la Joya hoy se parece más a un suburbio de Marraquech que a Almería.

La calle del Encuentro es una galería atravesada por ocho callejones que la cruzan en vertical desde la calle del Reducto hasta la nueva calle Fernández. El primer callejón, el del Sereno, recuerda a la figura de un célebre vigilante nocturno que en la parte alta del barrio se construyó un huerto que abastecía de verdura a toda la barriada. Le siguen el callejón Medalla, el Hélice, que no tiene salida hacia el norte, y el Eslora, que más que calle es ahora un patio ya que a los vecinos se les ha ocurrido tapar la entrada con una puerta metálica convirtiendo el callejón en un territorio privado. Allí no puede pasar ya ni el cartero, al que le han colocado un buzón en la reja para facilitarle el trabajo. A continuación aparece el callejón Duda, que conserva los viejos escalones que lo comunicaban con la calle Fernández, junto al Callejón Estacha, que termina en un solar en ruinas, de los muchos que coronan el barrio en la parte alta.

La calle del Encuentro desemboca en Chamberí, con los cerros de la Chanca como telón de fondo. Este rincón de la Almería antigua, que por su privilegiada situación a los pies de la fortaleza podía ser uno de los barrios más pintorescos y atractivos de la ciudad, arrastra un halo de abandono que lo ha condenado desde hace décadas. No hay otro distrito en Almería donde se puedan encontrar más solares vacíos que aquí. Es como si una plaga los hubiera dejado de recuerdo. Ese contraste entre el abandono del barrio y la fuerza histórica del entorno de la Alcazaba llama la atención de los turistas que pasan a diario por la calle Fernández para ver la muralla, el torreón y los restos tardo-romanos del Mesón Gitano. Cuando apoyados en el muro de la calle miran hacia abajo se encuentran con el tipismo de la calle del Encuentro y sus formas de vida antiguas, coronados por un muestrario miserable de solares abandonados.

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