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Geromo, rey del pescado en Almería

Triunfó en los negocios y como futbolista pudo llegar muy lejos pero vivió a su manera

Geromo con sus empleados en una de aquellas comidas de empresa.

Geromo con sus empleados en una de aquellas comidas de empresa.La Voz

Tony Fernández
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No se puede separar al empresario del futbolista porque van de la mano sus dos carreras de éxito. Geromo, ha sido por encima de todo un triunfador en la vida, ya que jugaba donde le daba la gana por afición, y ganó dinero a espuertas con el pescado que era su mundo. Siempre llevó los bolsillos llenos, porque siendo niño en su casa no faltaba de nada y era muy despierto para los negocios y se sabía arrimar ‘al querer’ de la economía. Nunca se movió por el dinero y le llegaba siempre; porque era un gran emprendedor salido del puesto de pescado que sus padres tenían en La Plaza de Almería.

Gerónimo Gumersindo Gutiérrez Gascón es Geromo para todo el mundo, sean o no amigos, que los tiene y muy buenos. No pongan edad a su inicio laboral y basta decir que iba con el motocarro de sus padres desde la Lonja a la Plaza del Pescado, cuando estaba justo enfrente del Mercado Central. Ayudaba en la casa y le iba bien, pero se fue a trabajar a la empresa ‘Hermanos Gumer’ de grandes subastadores de pescado muy conocidos en Almería. 

Cuando hicieron las obras del mercado y se llevaron el pescado al sótano, se compró un puesto que ha mantenido hasta su jubilación. Formó una sociedad con hasta 6 personas para abrir pescaderías por los barrios de la ciudad, Roquetas de Mar y Aguadulce. Compraron furgonetas para el reparto y hasta dos camiones para llevar el pescado por España. Pasado un tiempo la sociedad se disuelve y se queda con ella. El que no haya comido pescado de Geromo que tire la primera piedra.

Un niño muy trabajador

Ahora, está jubilado y solo funciona una de sus pescaderías, la lleva su hija, y te lo cuenta con brillo en los ojos un Geromo que ha pasado los 70 y está mejor que nunca. Se puede decir que es ‘rico’, como aquel niño que creció con sus padres en la vieja Plaza del Pescado aprendiendo el oficio de su vida. Mientras los amigos iban a jugar a la pelota con los bolsillos vacíos, él los llevaba llenos de monedas de 5, 25, 50 y hasta 100 pesetas.

Geromo vive feliz mirando al mar desde un rincón privilegiado de Almería.

Geromo vive feliz mirando al mar desde un rincón privilegiado de Almería.La Voz

No le caía del cielo, porque sus padres lo educaron para ganarse el pan con honradez y de eso puede dar lecciones. Pilotaba el motocarro como nadie y daba los viajes a la Lonja cuando el control de los guardias no era implacable con el carnet.

Trabajó en una empresa para aprender

Cuando se ‘colocó’ con los ‘Gumer’ supo aprender la gestión del pescado a gran escala y fue un máster para el Geromo que venía de camino, con una cadena de tiendas en la cabeza y furgonetas para trasladar el pescado como en sus tiempos de niño. No tuvo queja de sus jefes ni ellos de un empleado que jugaba con la ventaja de conocer como pocos el oficio y saber los tiempos que un género perecedero exigen.

Toñi fue una de sus empleadas en aquel tejido de tiendas de pescado.

Toñi fue una de sus empleadas en aquel tejido de tiendas de pescado.La Voz

Supo aprovechar su tiempo y acabó de conocer el último de los eslabones de la cadena del pescado, para abrir su primer puesto en la nueva plaza y desde allí poner en marcha su gran sueño.

Paso de obedecer a mandar en sus negocios

Con el puesto a pleno rendimiento formó la sociedad que le llevó a crear una cadena de tiendas por la capital y saltar a la provincia con tres en Roquetas de Mar, una de ellas en Aguadulce. Toda Almería pudo comer su pescado y aquella sociedad formada por 6 personas se disolvió y le tocó cargar con los negocios en marcha. Siendo único propietario tuvo que remodelar la empresa, y con dos camiones seguir llevando pescado por toda España, con la marca ‘Geromo’ tan conocida en esta provincia.

Gracián Cayuela fue otro de los pilares de la cadena Geromo.

Gracián Cayuela fue otro de los pilares de la cadena Geromo.La Voz

Le dio trabajo a muchos futbolistas con los que llegó a jugar y, siendo exigente, pagaba bien a sus empleados. Era un ejemplo para todos ya que era el primero en llegar y el último en salir. No paraba, y desde la calle Altamira a la calle Gerona o Avenida Cabo de Gata, calle Bilbao o Avenida de la Estación, era una constante verlo al frente de su negocio.

Hoy es un jubilado feliz que no se queja

Hoy solo queda abierta una pescadería de la gran cadena ‘Geromo’ y la tiene su hija, porque está felizmente jubilado y se compró una bonita casa mirando al mar. No en Pescadería precisamente. Antes de colgar las artes del pescado vendió locales, furgonetas y camiones, pagando a todo el mundo y quedando en paz.

Geromo y Toñi en una comida de empresa en aquellos tiempos de esplendor.

Geromo y Toñi en una comida de empresa en aquellos tiempos de esplendor.La Voz

Es tan feliz como aquel niño del motocarro y se le nota en la mirada que ha tenido una vida de éxito. Su sonrisa le delata como un hombre sencillo y bueno, al que el dinero nunca se le subió a la cabeza, y tener los bolsillos llenos le valió para hacer lo que quería en los negocios y en el fútbol: jugando donde le daba la gana.

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