El Reducto con arte: el mural que cautiva a todos

Una vecina del barrio regala a la ciudad un mural con una Virgen María en la calle Reducto

Mural en la calle Reducto.
Mural en la calle Reducto. La Voz
Álvaro Hernández
07:00 • 29 jul. 2019

Desde hace unas semanas, un nuevo paisaje urbano llama la atención tanto de los turistas que suben hasta la Alcazaba como de los almerienses que frecuentan la zona de la Plaza Pavía y el Mesón Gitano.




En la mismísima calle Reducto, a escasos metros de ese placer olfativo que es La Espiga de Oro, la imagen de una Virgen María con un Niño Jesús en brazos embellece y bendice, sobre un fondo azul, el horizonte de casas bajas de esta zona de la ciudad aún por descubrir para muchos almerienses.




Ninguna iniciativa pública se encuentra detrás de este llamativo mural capaz de ser visto a metros y calles de distancia. En realidad, ha sido el empeño de una sola vecina el que ha cambiado el ‘skyline’ más castizo de Almería.




Doña Cándida es la habitante de esta casa que, desde hace unas semanas, decora Almería. Y, efectivamente, que su casa tenga un mural visto por todos es un empeño personal del que ahora presume con las puertas de su casa abierta de par en par.




Alcazaba



En un principio, Doña Cándida se planteaba usar aquella pared blanca de su ‘terrao’ como lienzo para pintar allí una Alcazaba, que habría estado cual espejo frente a la verdadera fortaleza almeriense.




Sin embargo, finalmente decidió dedicar su casa a la que podríamos llamar como ‘Virgen del Reducto’, advocación inexistente que, en realidad, ya protege a todo un barrio desde la escasa pero suficiente altura de las casitas bajas del Reducto.




El autor del mural no es otro que Nauni, el grafitero almeriense que cuenta con icónicas obras repartidas en la ciudad. Sin ir más lejos, él es el autor de la niña de Pescadería, el gigante mural que decora ahora el puente que une ambos barrios, a escasos metros de la Plaza Pavía.


Toda una jornada de pintura bajo el duro sol dio como fruto un mural que, con flores incluidas, doña Cándida le regala a la ciudad de su propio bolsillo: no en vano, esta obra de arte urbano se contempla mejor desde la calle que desde dentro de ese ‘terrao’ del Reducto que ahora acoge a una Virgen María que, con un Niño Jesús en brazos, mira hacia la Plaza Pavía.


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