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La 'Virgen del hoyuelo' que llegó con un regalo debajo del brazo

Recuerdos y anécdotas de la llegada de la Virgen de los Desamparados al barrio de Oliveros

Virgen del hoyelo.

Virgen del hoyelo.

Álvaro Hernández
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En estos días, en el barrio de Oliveros todo es apresurado y, a la vez, se ha detenido el tiempo. Unos miran al pasado para comprobar el camino recorrido, mientras otros otean ya en el horizonte cómo va tomando forma el patrimonio del futuro. Y todos, juntos, viven el presente con los nervios propios del que sabe que está preparando algo histórico. 

Esta historia nace a finales de 1998, tal y como recuerda junto a LA VOZ Mari Carmen Pantoja, hermana mayor y una de las fundadoras de la Hermandad de Pasión. "Casi terminando aquel año, decidimos hablar con Luis Álvarez Duarte para encargarle a la Virgen", cuenta, como si hubiera sido ayer

El Señor de Pasión, cuenta, fue encargado el último día de la Expo 92. A finales del 98 "íbamos igual de ilusionados que al principio", confiesa Pantoja, que rejuvenece contando anécdotas de aquel encargo en el que tuvo mucho que ver don Fernando Berruezo. 

"Él fue quien nos acogió en Santa Teresa", cuenta con todo el cariño del mundo la actual hermana mayor de Pasión, homenajeando así al sacerdote que guio (y mucho) a la corporación del Lunes Santo. De hecho, cuenta ella, a Álvarez Duarte le dieron "campo libre" para que hiciera a la Virgen. El único que hizo una petición fue el párroco: "Berruezo le pidió que le hiciera a la Virgen un 'pucherito' en la barbilla, de eso sí que me acuerdo... Eso fue cosa de don Fernando".

Así nació el característico hoyuelo de Desamparados, nombre que ya tenía pensado la Hermandad de Pasión y que, además, iba como anillo al dedo en la vida del sacerdote. "Era de Albox y estaba con su 'Pequeñica', cuando le dijimos el nombre estaba encantado", explica Pantoja.

El regalo de Desamparados

El encargo solo hizo que la Hermandad de Pasión creciera (aún más) en unidad. A aquel primer viaje fue todo un autobús, pero no fue la única vez. "Íbamos cada dos por tres", cuenta la hermana mayor. 

Y aquella Virgen que ahora cumple 25 años y que en cuestión de días saldrá a la calle de forma extraordinaria para celebrar la efeméride llegó a Almería con un regalo debajo del brazo: la propia iglesia de Santa Teresa.

De hecho, de los muchos recuerdos que atesora la Hermandad de Pasión y, en especial, Mari Carmen Pantoja, uno de ellos tiene que ver con el recién estrenado templo parroquial. "Cuando la trajeron estábamos todos ilusionados en la puerta de Santa Teresa esperando que llegara la Señora...Subirla por las escaleras con cuidado, bajarla al sótano a los salones que tenemos... El templo se bendijo en noviembre del 2000 y el día 9 de diciembre hicimos la bendición", narra hoy la memoria de Pantoja. 

A día de hoy, los entresijos de esa iglesia siguen viviendo momentos únicos en torno a los Desamparados. El día en el que se hizo esta entrevista, sin ir más lejos, las mujeres de la Virgen preparaban en la casa de hermandad de la calle Sagunto todo lo necesario para cambiar a 'la Señora'. Francisco Garví, vestidor, viene a "lo más complicado", explican las camareras de la Virgen. Pero ellas son las encargadas de bajarla, cambiarla y presentársela al vestidor ya lista. Esos momentos de intimidad, en el enorme vacío y la íntima tranquilidad de Santa Teresa son únicos para ellas. 

Desamparados es, quizás, la gran desconocida de la Hermandad de Pasión. No obstante, esa percepción ha cambiado en los últimos tiempos y en este año de aniversario todavía más: eclipsada en gran medida por el imán devocional del Señor de Salud y Pasión, Desamparados congrega a su alrededor actualmente a un buen número de incondicionales.

Más de 70 mantillas el pasado Lunes Santo, un grupo de jóvenes que no se separan de su manto, casi tres cuadrillas para la procesión extraordinaria del próximo 11 de octubre y cada vez más y más patrimonio (como el recién estrenado bordado del interior de las bambalinas) dan buena fe de ello. 

Desamparados (y su hoyuelo) representa la bisagra que es Pasión: los fundadores continúan trabajando sin descanso en esa hermandad que vieron nacer, en la que también colaboraron sus hijos y en la que ya hay jóvenes que llegaron al mundo a la vez que la Virgen de los Desamparados subía por primera vez las escaleras de Santa Teresa, ese regalo en forma de iglesia para la parroquia que no es ni barrio, ni centro. 

Y hablando de regalos y generaciones, el último ha llegado hace apenas unos días. Con la extraordinaria de Desamparados y su 25 aniversario, Pasión ha recibido también a Marta, su hermana más joven. El futuro alrededor de los de Desamparados y el Señor de Salud y Pasión está garantizado. 

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