Por mucho que el Botafumeiro Enterprise andaluz propague a todo hertzio la bondad intrínseca de los “ajustes” (los recortes se quedan para otros) que  va a aplicar la Junta de Andalucía para intentar detener su desbocado déficit, el conjunto de medidas previstas no son ni tan benéficas, ni tan efectivas, ni tan eficaces como se canta estos días a golpe de cítara editorial. Son un ejercicio más de esa política de artificio y prestidigitación con la que llevan despachándose opíparamente desde hace años. Y es que los recortes no afectan a la caldera de derroches y estipendios de militancias que viene caracterizando históricamente al PSOE en la Junta. Para adelgazar de verdad  no basta con poner a dieta a los funcionarios. Como dicen los médicos, hay que hacer ejercicio. Y el ejercicio administrativo pasa por revisar  el desproporcionado número de funcionarios dependientes de la Junta y, muy especialmente, acabar con la pléyade de empresas, empresitas y otros chiringuitos públicos creados para tener vivaqueando sobre el erario a las familias, amigos y compañeros y compañeras de agrupación. Pero me temo que el señor Griñán esté más  por la magnesia que por la gimnasia. Sin entrar en agendas ocultas y promesas electorales incumplidas, aportaré un dato por si lo encuentran interesante: las empresas públicas andaluzas no sólo no han disminuido, sino que han aumentado. Si a principios de 2008 el número de entes públicos era de 258, en la actualidad alcanza los 361. Con estos mimbres, ya ven que el recorte no es más que un gesto cosmético aplicado sobre los funcionarios, por mucho que ahora quiera ser presentado como un daño colateral achacable en exclusiva a Rajoy. Pero lo mejor de todo es que los socios de IU ya han anunciado que se movilizarán en contra de estos tijeretazos. ¿Protestarán contra ellos mismos? Ya ven que no hay una cabeza buena. Si París bien valía una misa, San Telmo bien vale un festival de esquizofrenia política.