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Obituarios

¡Almería! Ha muerto el Capitán: Francisco Cruz López

Suboficial del Parque de Bomberos desde 1968, llevaba los servicios en el alma

El Capitán siempre te regalaba lo mejor con una sonrisa sana.

El Capitán siempre te regalaba lo mejor con una sonrisa sana.La Voz

Tony Fernández
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Como él me diría: “He salido de servicio”. Esta vez no volverá. Nos ha dejado uno de los bomberos con más historias que he conocido: el incendio de la calle Gerona, el accidente de tráfico de José Antonio Segura ‘El Sargento’, el Edificio Azorín… Me ha contado tantas cosas y las que teníamos pendientes... Siempre comenzaba sus grandes relatos con la salida de servicio. 

Tan profesional me lo contaba todo porque se fiaba de mí. Lo quería mucho y si nos encontrábamos por la calle no había manera de separarnos. Su hijo Manolo, el de ‘Muebles Mago’, como lo conoce toda Almería, ahora Nave 44, nos unió para siempre en esos domingos en el Cortijo de Tabernas donde el Capitán pasó sus días más felices. Y nosotros también. Todos éramos de la familia y el pendiente de que todo como el mejor anfitrión.

Francisco Cruz López tenía 82 años y su vida no ha sido fácil, pero era imposible estar a disgusto a su lado. Tenía don de gentes y una gracia sin igual. Amaba el Plus Ultra por encima del Real Madrid de sus amores y a su familia. Sus hijos Paco, Manolo, Miguel y Carmen eran sus mejores servicios a la vida y su Isabel Torres el amor de verdad con el que pasó el trago más amargo de su vida cuando perdían al mayor de sus hijos.

El Capitán nunca lo superó y animó hasta el último de sus días a los suyos para que entendieran esos golpes de la vida que conocía bien por su profesión. Francisco Cruz ha dejado una huella profesional imborrable, pero de la que se sentía más orgulloso era del ADN almeriense que le hacía imposible pasar inadvertido por las calles.

El Capitán siempre mostraba su lado mejor a los que le rodeaban.

El Capitán siempre mostraba su lado mejor a los que le rodeaban.La Voz

Su Almería de la calle Regocijos

El Capitán nacía en el corazón de Almería cerca del barrio del Quemadero pero era más fácil verlo por el barrio Alto o en Las Chocillas animando al Plus Ultra con el que siempre colaboró. Entró en el Parque de Incendios en 1968 y conocía cada palmo y cada calle porque iba en ello la vida de sus paisanos. Siempre estaba de servicio (como él decía) y cuando salvaba una vida se sentía el hombre más feliz de la tierra. 

Su día más triste fue en el incendio de la calle Gerona con un niño en sus brazos y sentía un dolor especial por el siniestro de José Antonio Segura a la salida del túnel de Bayyana que le tocaba cubrir. Un médico que venía de celebrar su graduación de Aguadulce y “un hijo de… le segó la vida”. No hablaba con los amigos de sus servicios. Lo mío era algo especial. 

El fútbol era su pasión y los colores blancos los llevaba en el alma. Siempre por orden: “Primero el Plus Ultra y luego el Real Madrid”, para que quedara claro. No paraba de saludar por la calle y la suya, Orquídea, pegada a la Rambla, era donde reinaba cada día con el cariño de sus vecinos.

Llevaba los servicios en el alma

Quedamos tantas veces para tomarnos “un chato de vino” y tantas que no pude ir por mis ocupaciones. Sabía que no tengo vida social por mi profesión y solo los viernes (mi día libre) nos encontrábamos, pero los dos íbamos a hacer los mandados. Me contó muchos siniestros menores para mí en las charlas del cortijo... Y en la puerta de su casa un día se vino abajo. Le pregunté por dos en concreto. 

El del Edificio Azorín ya lo abordamos, pero yo quería saber del accidente del ‘Sargento’ y del incendio de la calle Gerona. Hacía poco que había perdido a su hijo y no estaba en su plenitud. Se derrumbó y con lágrimas en los ojos me decía: “Esos niños... y yo con uno en los brazos”. Corté el rollo como decimos en Almería, pero me dijo que me lo contaría, y le brotaron del alma unos momentos que no quiero reflejar por respeto a la grandeza del Capitán. 

Llegué a entender el por qué me daba largas con estos siniestros porque sin yo volver a preguntar me narraba cuando “salimos para un servicio en el túnel de Bayyana y me encontré con aquel muchacho en la flor de la vida”. Sus lágrimas en paralelo por sus ojos y yo con un nudo en la garganta. No pude evitar ponerme a su altura. Me tocaba a mí llorar porque siempre tuve claro que la muerte del ‘Sargento’ no fue un mero accidente. Sentenciaba diciendo: “Venía por su carril y fue el otro quien…”. El padre del ‘Sargento’ nunca me lo quiso revelar. 

No hubo nadie más feliz en ese mundo cuando salvaba una vida.

No hubo nadie más feliz en ese mundo cuando salvaba una vida.La Voz

El cortijo de Tabernas y el Plus Ultra

Siempre colaboró con el equipo de su vida. Sentía los colores blancos y el campo de Las Chocillas era su santuario de emociones de niño. El Plus Ultra estaba en su ADN. Su hijo Manolo era el encargado de convocar a los amigos para echar un día de verano al calor de Tabernas en la piscina del ‘Cortijo del Capitán’. Tiraba de compañeros de trabajo y por la parte que me tocaba con la mujer y los niños a pasarlo bien y desconectar. 

Recibía el Capitán y acomodaba a los invitados. Luego, me sacaba un buen café y con la taza en la mano a ver las viñas, las obras de la piscina, lo sembrado… No perdía de vista a los niños por su alma de bombero y como corresponde a todo Capitán lo suyo era dirigir la orquesta. Hombres y mujeres por igual a preparar la comida y todos a la mesa del porche al fresquito. Había derecho a siesta. Allí conocí a su mujer y a sus hijos. Manolo era como de la familia al trabajar con mi mujer pero el mayor, Paco, conectó a la primera conmigo y se interesaba por el mundo del periodismo y la radio. 

Yernos y nueras al calor del Capitán iban multiplicando la familia y avanzaban en la vida. El anfitrión solo les pedía a todos que fueran buenas personas y se ha ido a su último servicio convencido de que ha merecido la pena ser un buen almeriense y dejarle a su ciudad una gran familia. Buen padre y el mejor bombero del mundo (esto lo digo yo) porque esos servicios de los que siempre hablaba los llevaba en el alma. A la orden siempre mi Capitán.

Está siendo velado en el Tanatorio Portocarrero y a las 10 de esta noche será incinerado.

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