“Esa sensación de comunidad amplia y de familiaridad sólo se vive en Almería”
María José Díaz Magide es una empresaria asturiana y hace 5 años fijó su residencia en Almería

María José Díaz Magide, asturiana y residente en Almería desde hace cinco años.
María José Díaz Magide es una empresaria asturiana que hace cinco años fijó su residencia en Almería. Considera que el almeriense tiene una manera muy inteligente de vivir. Posee un carácter abierto y comunicativo, a diferencia de cómo se vive en otras zonas de España. Considera que el clima le ayuda a hacer una vida de calle y compartiendo con los demás que sólo aquí se ve.
María José, asturiana pero ¿cuantos años lleva viviendo en Almería?
Llevo cinco años viviendo en Almería.
¿Porqué decidió fijar su residencia en Almería?
El destino. Destinan a mi marido a Almería y decidimos empezar en esta ciudad y estamos muy contentos con esa decisión que tomamos.
¿Desde hace tres años decidió continuar con su actividad empresarial?
En el sector de la peluquería y estética llevo casi veintitrés años. Venimos de una familia de arraigo, nací en el salón de mi madre, en Asturias.
He tenido una madre que se ha esforzado en estudiar, formarse y disfrutar de su profesión y eso se transmite. Hace tres años decidí continuar con mi profesión y estamos encantados de estar en Almería.
¿Venir del norte de España hasta Almería es un cambio importante?
Influye en todo, en la cultura, la manera de vivir, la alimentación, todo varía. Tienes que tener un poder de adaptación grande. Pero también es cierto que los almerienses acogen con los brazos abiertos a todo el mundo. No ha sido difícil conectar con la gente, hablarles y darte a conocer.
¿Con una profesión como la de su esposo, tan distinta a la suya, sintió su apoyo?
Totalmente, la mitad de este proyecto es gracias a él, es su alma. Mi esposo es tinerfeño y yo asturiana, de Oviedo.
¿Les ha costado a sus hijos adaptarse a vivir en Almería?
Mi hija mayor tiene diecisiete años y el niño seis y a ninguno de los dos les ha costado adaptarse. La niña es un camaleón, está acostumbrada a viajar y disfruta con la profesión de su padre, es militar. El niño era chiquito cuando llegó a Almería, tenía algo más de un año y aunque el DNI ponga que es del norte, es un almeriense en potencia. Habla como aquí y todo de aquí. Es increíble ver el cariño que siente por Almería.
¿Se han adaptado con facilidad?
Sí, no es lo mismo venir a una ciudad con un núcleo un poco más cerrado que venir a una ciudad donde todo el mundo te pregunta y te hace partícipe de todo. Almería es una ciudad donde te tienden la mano. La primera vez que pisé Almería, hicimos el viaje de noche y cuando desperté estábamos entrando en Tabernas. Acostumbrada el verde de mi tierra y cuando ví esa sequedad me quería morir. Un día, contándole esto a una clienta me dijo: María, entraste llorando y el día que te vayas te irás llorando. Y sí, le doy la razón. Estoy muy contenta con haber fijado mi residencia aquí, es una experiencia maravillosa.
¿Cuál fue su primera sensación?
La sensación que percibimos cuando venimos de fuera es que estáis abandonados, que estáis solos, que lo que tiene la ciudad es porque se lucha desde dentro, que se lucha desde el interior de Almería, no porque nadie os lo regale. Desde fuera no somos conscientes del aislamiento que sufre Almería hasta que se está dentro.
¿Cuál es esa diferencia que usted percibe del almeriense con el resto?
Yo noté mucha diferencia. Acostumbrada a vivir en un núcleo mucho más cerrado. Piensa que en un lugar donde llueve 360 días al año, no sales, no vives en la calle, no te comunicas con el resto de la gente. Con la gente que te comunicas son círculos muy cerrados, no somos propensos a relacionarnos con todo el mundo. En cambio, llegas a Almería y el clima ya te hace vivir en la calle, hablar con todo el mundo, socializar. Esa sensación de comunidad amplia y de familiaridad que hay en Almería, desde luego que no la hay en el norte. Los que somos de arriba, que venimos con una mentalidad un poco más cerrada es como que nos abren los ojos aquí en Almería. Descubres de repente todo un mundo, es una sensación increíble. Poder disfrutar de una terraza, del clima, de la gente, que todo el mundo te conozca y salude, eso no se vive en el norte.
¿Cómo fue su primer verano y su primer invierno en Almería?
Las altas temperaturas en Almería, para mí fue un infierno pero el invierno supuso una auténtica maravilla. A mí me llamaba la atención levantar la persiana a las siete de la mañana y tener un cielo azul, pero en enero, febrero... En el norte sólo tenemos el cielo azul seis días al año. Esa luz que se vive aquí, no sólo la temperatura, no lo hay en otro sitio de España. Almería es única. Da mucha lástima que el resto de España no sepa lo que tiene en Almería, que no disfrute de una comunidad como la almeriense, de la gente, de la gastronomía, de su clima, de las playas. Para mí lo tiene todo. Almería está sin explotar, no hay un turismo excesivo. A cualquier sitio que vayas vas a encontrar a alguien conocido. Esa cercanía que tiene la ciudad es impresionante.
¿Ha vivido en muchos lugares de España?
He vivido en muchas ciudades del norte de España, en Oviedo, León, Ponferrada, La Coruña, Vigo... Buena parte del norte. Por eso te digo que es muy diferente la manera inteligente de vivir de los almerienses. Almería es única en el mundo.
¿El clima de aquí, sobre todo en verano, influye mucho en la moda, estética y peluquería de la mujer?
En Almería percibo que la mujer se deja aconsejar mucho por los profesionales sobre lo que más le favorece.