Del penalti de Melo al sueño de subir con el Almería
Andrés debutó en Primera en el Mediterráneo con Osasuna y no colgará los guantes hasta subir

Andrés no tuvo tiempo de calentar y entró al partido para hacer grandes paradas.
Era la temporada 2007-08, el mes de octubre y la octava jornada de la Primera División, cuando el Osasuna del Cuco Ziganda visitaba al Almería del emergente Unai Emery. No había logrado vencer ante su afición el equipo rojiblanco y lo hizo cuatro meses después ante un equipo que no vestía el tradicional rojillo se vio perjudicado por una jugada que marcó el encuentro y el estreno de un portero murciano nacido en Alcantarilla (Murcia). Salía titular Juantxo Elía que era expulsado por agresión a Negredo en el minuto 49 de partido y daba entrada a un alumno de la Escuela de Porteros ‘Cholo y Moñino’ con sede en Murcia.
Lo de Andrés fue saltar al campo y encajar su primer gol en la élite, ya que se colocaba bajo los palos y transformaba Felipe Melo el primero del partido. El Cuco Ziganda era expulsado por indicaciones al auxiliar de un Ontanaya López que fue implacable con las cartulinas. No estaba previsto que jugara el joven portero de 20 años, pero daba la talla ante un Almería con uno más, que puso cerco al área rojilla y no lograba el tanto de la tranquilidad hasta que Corona daba un pase medido a Negredo que de vaselina hacía el segundo en el minuto 70. Todo lo demás lo hizo bien el ahora portero del Almería a los 38 años.
Todo empezaba en Almería
- Entró por expulsión de Elía y recibió un penalti nada más pisar el césped
- El brasileño abrió el marcador ante un joven portero vestido de naranja
- Negredo firmó el segundo con una vaselina tras pase de Corona
- Javi García era su padrino en Osasuna y lo protegía como un hermano
- Ahora, a los 38 años, Andrés quiere subir al Almería y dilatar su éxito
Javi García era su papá en Osasuna
Otro murciano había en el equipo rojillo con pasado en el Real Madrid donde triunfó como central. El hijo del mítico Moñino, portero murciano y profesor de cantera, ya era una estrella cuando firmó con Osasuna para llevarlo a Europa. Desde niños estuvieron en la misma escuela y Andrés llegaba a Pamplona con un padrino en el vestuario que lo trató como a un hermano Javi García era tan grande jugador como persona. Precisamente fue el que más le animó y puso a toda la defensa a su servicio para que no encajara goles, pero de penalti nada más salir llegaba el primero y un inspirado Negredo le hizo el segundo. Se entendían con la mirada y los dos hicieron carrera en el fútbol para alegría del mítico Moñino que guarda los recortes del estreno de Andrés como un hijo más.

Javi García lideraba a Osasuna y se las tuvo tiesas con Felipe Melo.
El color naranja en su camiseta
Andrés viajó a Almería porque se había lesionado Ricardo que era el otro portero, y el experimentado Elía era fiable y respetado por las lesiones. La agresión la vio el auxiliar y pasó inadvertida en el campo por lo que clamaban los jugadores de Osasuna. El partido estaba igualado y el Almería que no había ganado en su campo jugaba con el lastre de la enorme presión. Todo cambió cuando la experiencia de Elía era cambiada por un joven portero vestido de naranja de solo 20 años que salía para pararle un penalti a Felipe Melo, que le pegaba para romperla. No pudo evitar la derrota, pero hizo realidad su sueño de jugar en Primera División sin saber todo lo que el fútbol le iba a regalar gracias a su esfuerzo y sus enormes cualidades.

Negredo celebrando el segundo gol del Almería tras pase magistral de Corona.
Almería principio y final
El portero ha vuelto al Mediterráneo como local y para quedarse hasta que cuelgue los guantes, no sin antes llevar al Almería a Primera y poder despedirse a lo grande. No lo tiene pensado lo de la retirada y no se ha marcado una fecha para el adiós, porque está feliz en esta ciudad que le abría las puertas del éxito aquel 22 de octubre de 2007 cuando le llegaba la hora del estreno con los grandes, para lanzar una gran carrera profesional, dejando su huella del señorío.

Andrés tiene mucho fútbol que contar y todavía le queda cuerda.
Aprendió en aquella escuela de porteros donde el padre de Javi García, Moñino, le llevaba de la mano para hacerlo un gran portero, y Andrés nunca lo defraudó.