Le echaba el ojo el presidente del Almería en un partido celebrado en el Pedro Escartín de la Copa del Rey cuando su club estaba en Primera. Era una apuesta de futuro por su juventud que le salía redonda ya que con el descenso del equipo, se consolidaba y logró salvar los muebles en aquella temporada del talonario, cuando LaLiga acabó a beso limpio en el Nuevo Arcángel contra el Córdoba de José Luis Oltra. Enrique González Casín nació en Valladolid hace ahora 35 años sigue compitiendo: ahora con la Balompédica Conquense en la 2ª RFEF.

Llegaba al Almería en el verano de 2014 cuando era Francisco el entrenador y tenía en ataque delanteros de la categoría de Tomer Hemed y Wellingtón Silva, pero no se arrugó y allí estaba preparado para lo que le pidiera el equipo. La salida del entrenador almeriense y la llegada al banquillo de Juan Ignacio Martínez, JIM, no mejoró las prestaciones de un equipo que no acabó de arrancar, y terminó perdiendo la categoría en la última jornada de forma dolorosa. Aquella temporada sirvió de experiencia para lo que estaba por venir.

Salvados por la campana en Córdoba

Bajar a Segunda fue bueno para Quique González pese a que Alfonso García tiraba de talonario para pagar traspasos millonarios y firmaba para el gol a Chuli Vázquez que venía de un Betis de Primera División. Aquella campaña la empezaba en el banquillo quien la terminó en Primera, un Sergi Barjuán al que esperó Alfonso García hasta apurar el mercado internacional, y aquello duró muy poco. El 3 de octubre ya estaba despedido con una plantilla muy cara firmando traspasos y con jugadores que conocían la categoría.

Quique, era uno de los fijos para los entrenadores (cinco) que pasaron por el banquillo del Almería porque la transición de Miguel Rivera, como la etapa de Joan Carrillo, lo jugaba todo hasta que llegaba Pipo Gorosito que estabilizó al equipo, pero ante el riesgo de perder la categoría a falta de cuatro jornadas era despedido y acabó Fernando Soriano, que había sido compañero de Quique, y no lo dudó en apostar por el delantero vallisoletano que salvaba la categoría con un gol suyo en el Nuevo Arcángel de Córdoba ante un rival que con ese punto aseguraba el Play Off.

Alfonso cumplió su palabra y lo vendió

El presidente del Almería puso de moda en su club aguantar una temporada a sus mejores hombres para que le aportaran al equipo antes de salir. Mantenía a jugadores con la promesa de dejarlos libres o venderlos la temporada siguiente y cumplía a rajatabla. Puede dar fe de ello un Quique que tenía ofertas tras salvar los muebles en Córdoba y se quedó para salir por la puerta grande a Osasuna, y lanzar una carrera con la Primera División en el horizonte. Deportivo y Eibar fueron los siguientes destinos y más tarde el Ibiza donde competía la pasada campaña.

Tras no lograr el ascenso a LaLiga y con 35 años, aceptaba la llamada de la Balompédica Conquense que ha vuelto a la cuarta categoría del fútbol español y necesita de los goles de un delantero luchador y experimentado, que siempre da la cara. Le queda cuerda y sabe lo que le van a pedir por el campo de La Fuensanta. Lo mismo que pedía un Alfonso García que siempre apostó por aquel delantero del Guadalajara que tanto tormento le daba a su Almería. Larga vida para un hombre gol de enorme categoría humana y profesional.