Bajar a Segunda fue un golpe del que no se levantó. El rey del boxeo en Arabia Saudita vio como su Almería se iba a la lona y optó por recoger los bártulos y vender el club a un viejo amigo. Todo pudo cambiar si aquel partido disputado a mediodía del 1 de octubre de 2023 lo hubiese ganado su equipo y Luis Suárez haber seguido con su vena goleadora, para un Alberto Lasarte que se sentaba en el banquillo aquel día de triste recuerdo. La lesión del colombiano tuvo enormes consecuencias negativas para una plantilla diseñada para el gol del que luego fuera Pichichi de la Segunda División.

La lesión dejaba sin gol a una plantilla plagada de buenos futbolistas que lo hacían todo bien en los partidos con Lasarte y luego Garitano, pero no tenía gol y para que nada faltara el ‘9’ fichado para ser otro El Bilal Touré, cuando asomaba la cabeza en el equipo va y se lesiona de gravedad, con la selección de Malí. Nadie sabe si se hubiese salvado de la quema el Almería con los goles de Suárez pero todos a día de hoy desde el convencimiento del Pichichi de Segunda, saben que aquello pudo tener otro final, porque era cuestión de acoplar a los nuevos fichajes y tantos empates que se dieron con cinco o seis goles de Suárez: Turki no se habría marchado.

El orgullo de un presidente y su CEO

Un Almería en el mes de octubre ganando al Granada y con la vena goleadora de Luis Suárez no iba a bajar a Segunda. Son miles los almerienses que vieron en esa lesión el desenlace de la temporada porque Koné no terminaba de romper y con Leo Baptistao no le llegaba al equipo. Ver a su club en la cola dejaba en tierra firme el jet del presidente que dejaba de venir, y al CEO del club preparando el talonario para que en el mercado de invierno se arreglara la situación, pero no había manera.

Si el orgullo de un presidente estaba en entredicho, el mensaje del CEO en el sentido de: “No volveremos a jugar en Segunda” pesaba como una losa y con la gran inversión realizada esa temporada iba a tener consecuencias y acabó llevándose por delante al presidente que puso al club en venta, y acabó de un plumazo con sus sueños de grandeza para ver al Almería en Europa. Se intentó desde la dirección deportiva con el Choco Lozano en invierno: sin éxito.

La precipitación con un despido

En la séptima jornada y antes de la lesión de Luis Suárez el Almería opositaba a que la temporada no fuera buena al poner en la calle a Vicente Moreno. El valenciano estaba convencido de hacer funcionar aquella plantilla tan cara y pregonaba una temporada “fantástica”, pero los resultados se lo llevaron por delante. Cuando empezaba a ver la luz, una goleada en Sevilla lo puso en la calle y el Almería empezaba a dar síntomas de equipo condenado con tanta Liga por delante.

Algo pasó para aquella medida y nadie sabe si la decisión fue del presidente o del CEO, estaba cantado que bajar iba a salir caro y la factura la pagaba el presidente porque los hombres fuertes en Almería pasaban página y seguían gestionando el club. La plantilla fue culpable de todo, porque no daba la talla en Primera y al año siguiente en Segunda no lograba subir, siendo los futbolistas mejor pagados de la categoría.

Una promesa incumplida y vuelta a casa

Turki Al-Sheikh se fue del Almería vendiendo el club a su amigo Mohammed Al-Khereiji sin dar explicaciones sobre los motivos, pero todo apunta a que su promesa de ir a Europa tuvo mucho que ver y aquella lesión de Luis Suárez en 1 de octubre lo cambiaba todo, porque sin gol en Primera no se sostenía el equipo por buenos que eran los futbolistas. Luis Suárez y sus goles eran la llave del éxito y maldita lesión ante el Granada en su mejor partido: iba sobrado de ganas y de goles.