Puigdemont saluda al campeón
El alcalde de Girona fue testigo de una gesta en Almería

El palco del Mediterráneo hasta la bandera para el ascenso del Almería.
Pasó en Almería un 22 de junio cuando Almería y Girona llegaban a la final del Play Off de ascenso a Primera. El equipo de Javi Gracia venía con ventaja de Montilivi gracias a un gol de Charles y lo tenía en su mano, pero Rubi no había entregado la eliminatoria y quedaba el choque de vuelta para que los rojiblancos certificaran un ascenso que parecía cantado. Se agotaba el papel en la taquilla y hubo cerca de un millar de aficionados llegados desde tierras catalanas para buscar la gesta en el Mediterráneo. El Almería no daba opción a su rival y le endosaba un severo 3-0 para locura de una afición entregada a un delantero hispano-brasileño que ya estaba vendido al Celta de Vigo. Con goles de Aleix Vidal y dos de Charles Dias la eliminatoria quedaba resuelta ante la enorme deportividad de las dos aficiones y los equipos. Ese día el alcalde de Girona era Carles Puigdemont y apuntaba maneras en la política española en general y catalana en particular. No pudo ser y se tuvo que conformar con aplaudir al campeón que ascendía a Primera División: el Almería.

Los futbolistas del Almería elevados al cielo.
La historia de ese partido se refleja en la crónica fotográfica de Felipe Ortiz, que era el fotógrafo oficial del Almería y tenía acceso y carta blanca para retratar todo lo que se movía en aquella tarde de gloria para la provincia de Almería. El final de partido con la fiesta en los vestuarios recordaba aquel ascenso de la era Unai Emery como jamás no vamos a poner de acuerdo sobre si hubo más fiesta en el primero o el segundo. La Plaza de las Velas estaba abarrotada y luego hubo un ‘encierro’ en el Palacio Mediterráneo para celebrar a lo grande jugadores, autoridades y muchos llamados a esa fiesta: todos retratados para la posteridad por Felipe Ortiz.
Puigdemont
Aquel Girona llamado a subir a Primera contaba con un alcalde implicado que acudía a Montilivi y a muchos de los partidos que su agenda le permitía. Fue testigo de la victoria del Almería en el primero de los encuentros y para el del Mediterráneo el edil catalán se dice que estuvo y llegaba tarde al palco y otros ni se acuerdan porque no era tan famoso como ahora. Si estuvo lo hizo para aplaudir al campeón y si se quedaba en Girona lo vería por la televisión. Aquel Almería deslumbraba y no daba opción al equipo de Carles Puigdemont que años más tarde por fin pudo ver cantar el alirón pero ya no estaba Rubi en el banquillo y su carrera política apuntaba a la Generalitat de Catalunya.

La Plaza de las Velas saludando al nuevo Almería de Primera División.
Charles
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Aquella tarde de gloria sonaba a despedida para uno de los grandes artífices del ascenso. Charles Dias de Oliveira tenía la palabra de Alfonso García (más que un contrato) para salir a un equipo de Primera. Firmó del Córdoba con esa condición y tras darle el ascenso, tocaba cumplir con el pacto de caballeros al mandatario rojiblanco, que no le falló y firmaba por el Real Club Celta de Vigo. Esa noticia ya había salido desde tierras gallegas y los aficionados del Almería se hacían el cuerpo a perder a un delantero que era seguro de gol. Charles voló muy alto por el fútbol español y no regresó a un club donde fue muy feliz por el cariño de la afición y de una plantilla que estaba muy unida. No era la primera vez que el presidente del Almería hacía un pacto con un futbolista para que tras un año volara alto.

El fotógrafo oficial del Almería celebrando el éxito de su equipo.
Javi Gracia
Nadie lo esperaba. El entrenador que llevó al Almería al ascenso no iba a seguir. Hubo un acuerdo verbal pero antes pedía el navarro conocer las intenciones deportivas de su presidente. Alfonso García lo tenía claro a la hora de diseñar un equipo de bajo coste para la Primera y eso no era lo que esperaba Javi Gracia y se dieron la mano y la despedida. Fue un shock para los aficionados y para la plantilla que estaba convencida de una continuidad tras el ascenso pero ni Alfonso ni Gracia cedieron un milímetro y aquello se acabó para gloria de Francisco que pasaba de entrenar al filial a ser el entrenador más joven de Primera. Almería y Javi Gracia separaban para siempre sus caminos.