El Almería se rompe: sin alma y con la afición al límite
La grada rojiblanca no aguanta más y quiere que acabe ya otra Liga de suplicio para que haya limpieza en el equipo

La afición del Almería no aguanta más y estalla por los malos resultados de un equipo en caída libre.
El Almería no para de sucumbir, de hundirse, y no hay soluciones. La apabullante derrota en Castellón (4-1), aumenta la crisis de identidad rojiblanca y, lo más grave, confirma que la brecha entre equipo y afición es irrecuperable. Demasiada paciencia han tenido los incondicionales con los mismos futbolistas que venían de un descenso en Primera sin paliativos, pero no es esto lo que enfada a la grada, sino la falta de actitud y a veces hasta de compromiso en los partidos. No es perder, sino la forma. Albacete, A Coruña, Burgos, Granada y Castellón, por poner algunos ejemplos, rompieron aún más el debilitado vínculo que existía entre plantilla y grada.
Debilitados
Rubi, que no se libra de salir en la foto, sigue intentando por todos los medios defender a su vestuario. Lo hizo tras ganar 2-1 al Cartagena cuando el público ya dio un toque de atención silbando al equipo, ya que el colista casi empata en el descuento. Esos jugadores no han respaldado a su entrenador donde realmente toca hacerlo: en el campo. La grada siempre es soberana, conoce de qué pie cojea el Almería y no pasa ni una más. Se ha pasado del “nunca se rinde” a un Almería sin argumentos futbolísticos ni competitivos. Diluirse fuera de casa, en especial en las segundas partes, y fiarlo todo a mandar balones a Luis Suárez para que se busque la vida es de equipo sin guion.
Afición
La distancia entre el césped y la grada no es solo por la pista de atletismo del Mediterráneo. La hinchada rojiblanca no aguanta más la ausencia de hambre, espíritu y actitud. Han sido los propios profesionales los que han abierto esa herida del descenso de Primera con actuaciones bochornosas como la de Castalia. Desde la grada se agarraban a Rubi como salvavidas, el técnico que parecía obrar el milagro llegando a 14 jornadas sin perder, pero no puede hacer más con un grupo que se llevó por delante a Vicente Moreno, Gaizka Garitano y Pepe Mel. El míster también se ha contagiado de los males y sus cambios suelen llegar tarde ¿Quedan jornadas para soñar con el Play Off? Sí, aunque tal y como está el Almería igual lo mejor es pensar en terminar dignamente la temporada y cerrar capítulo. Un equipo que ha encajado diez goles en sus tres últimas salidas no ofrece ni un mínimo de garantías para competir en una eliminatoria.
Cambios ya
La afición está muy quemada y quedó reflejado en los mensajes en el 'Carrusel Deportivo' de la Cadena SER. Entienden que en este deporte se puede perder, pero no de cualquier manera. Quién diría que en Castellón el Almería escalaría momentáneamente a la cuarta plaza si sacaba los tres puntos. La indiferencia también sentencia a los fieles rojiblancos y se enfadan. Con el Almería siendo de los peores de la segunda vuelta, casi con números de descenso, todo sigue yendo a peor por muy difícil que parezca y la plantilla tendrá que aguantar el chaparrón del Mediterráneo el lunes 28 frente al Racing de Ferrol.
Rumbo al segundo fracaso
El cansancio mental es enorme, insufrible, y desaparecen las ganas de hacer cuentas para clasificarse para el Play Off. De lo que más se habla es del final de temporada y que haya una renovación integral de la plantilla para recuperar la ilusión. Estos jugadores no funcionan como equipo porque ahí están los resultados. Mohamed El Assy y Joao Gonçalves se gastaron más de 50 millones hace casi dos años en una plantilla que no ha dado la talla. Rubi pensó que podía recuperarlos y lo hizo durante catorce jornadas antes de volver a la realidad.
Cansancio
Lo más grave no es el 4-1 de Castellón o que le ascenso sea una utopía, sino que la afición se ha cansado tanto que ha perdido la ilusión y solo quiere una limpieza total en ese vestuario para empezar una nueva época en la que se sientan identificados con los futbolistas. Desde que Turki Al-Sheikh llegase en 2019 es la brecha más grande entre grada y plantilla. El cambio, más que en el banquillo, tiene que producirse en la plantilla. Y lo de la posible venta del club no es excusa. Este Almería no compite ni da seguridad desde hace casi dos años.