El pueblo de Almería que ha ganado mucho más que el 'Gordo' sin tocar la Lotería
Ha pasado de la quiebra total al mayor presupuesto de su historia

Panorámica de la localidad.
Hace dos años, la situación era insostenible. Un ayuntamiento asfixiado, un municipio bloqueado y una realidad que parecía no tener salida. Este pequeño pueblo del Andarax estaba, literalmente, en quiebra económica.
Las cifras hablaban por sí solas: 750.000 euros de deuda con la Seguridad Social, lo que impedía acceder a la mayoría de subvenciones públicas, y una losa aún mayor de 7,5 millones de euros de deuda que se venía arrastrando por la gestión de los 30 años anteriores.
Sin inversiones ni mejoras, sin poder avanzar, planificar ni mirar al futuro con garantáis. Alhabia era uno de esos municipios que sobrevivían, pero no progresaban.
Hoy, menos de dos años después, el panorama es radicalmente distinto. Por primera vez en su historia, el Ayuntamiento ha aprobado un presupuesto que supera el millón de euros, alcanzando los 1.053.820 euros para 2026. Un dato que, por sí solo, marca un antes y un después, pero que cobra aún más relevancia si se tiene en cuenta de dónde partía el municipio.
El incremento presupuestario roza el 25% respecto al año anterior, y no es fruto de la casualidad. La clave ha estado en ordenar las cuentas, reducir deuda y desbloquear pagos y subvenciones que durante años no llegaban precisamente por esa situación económica límite. El resultado ha sido una estabilidad presupuestaria y financiera, algo impensable no hace tanto tiempo.
En este proceso ha tenido un papel determinante el alcalde más joven de toda la provincia de Almería, Luis Manuel Martínez, que asumió la responsabilidad de dar la vuelta a una herencia económica extremadamente compleja.
Los datos reflejan el cambio. Ya se ha logrado eliminar más de 800.000 euros de deuda, refinanciar otros compromisos pendientes y, por primera vez en muchos años, cerrar las cuentas sin déficit. Un punto de inflexión que ha permitido empezar a invertir donde antes solo se tapaban agujeros.
Esa mejoría se traduce directamente en el día a día del pueblo. El gasto de personal aumenta en casi 100.000 euros, lo que permitirá contratar a más trabajadores municipales. El gasto corriente crece un 27%, mejorando servicios, actividades y funcionamiento interno. Y, quizá el dato más revelador, las inversiones reales se multiplican por cuatro, pasando de apenas 44.600 euros a 180.500 euros.
Alhabia no ha necesitado el Gordo de la Lotería para cambiar su suerte. Lo que hace menos de dos años parecía un callejón sin salida, hoy se ha convertido en un ejemplo de cómo un municipio pequeño puede pasar de la quiebra técnica a la estabilidad, del bloqueo al crecimiento y de la resignación a la planificación.