Navidad y Alzheimer. Cómo vivir unas fiestas más serenas
Neuromar ofrece pautas para adaptar estas fechas y evitar el estrés que generan los cambios y la sobrecarga sensorial

Navidad tranquila y significativa en el Centro de Día Neuromar.
La Navidad suele asociarse a reuniones ruidosas, luces brillantes y hogares llenos de movimiento. Pero cuando una persona con Alzheimer forma parte de la familia, estas fechas requieren un enfoque distinto. Así lo recuerda Tamara Sánchez, directora del Centro de Día Neuromar y especialista en neuropsicología, que insiste en tres pilares fundamentales: anticipación, adaptación y bienestar emocional.
“Lo que es motivo de alegría para muchos puede convertirse en una fuente de estrés para quienes viven con deterioro cognitivo”, explica. Los cambios de rutina, el exceso de estímulos, las visitas numerosas o las luces intermitentes pueden provocar sobrecarga sensorial, irritabilidad o episodios de confusión.
Un ambiente más sencillo, más seguro
Desde Neuromar recomiendan moderar la decoración navideña y evitar elementos que puedan confundir o inquietar al paciente. Un árbol sencillo, con luces fijas y adornos seguros, es más adecuado que los montajes recargados. Lo mismo ocurre con las reuniones familiares: mejor encuentros breves y en grupos reducidos que grandes celebraciones que alteren el entorno habitual.
Sánchez recuerda la importancia de preparar a los familiares antes de las visitas: “Es fundamental que entiendan cómo comunicarse, con frases cortas, calma y evitando corregir o confrontar”.
La rutina, el mejor ancla
Incluso en Navidad, mantener los horarios es clave. Las comidas, la medicación y el descanso deben respetarse para evitar desorientación o agotamiento. Si la celebración implica trasnochar, se aconseja que la persona con demencia participe solo un rato y pueda retirarse a su hora habitual.
La emoción, más importante que el recuerdo
Las fiestas pueden despertar recuerdos fragmentados. Por ello, Neuromar aconseja introducir estímulos agradables y familiares: una canción tradicional, el olor de un dulce típico, fotos antiguas. “No buscamos que recuerden hechos concretos, sino activar su memoria emocional, la que permanece incluso cuando la memoria fáctica se pierde”, señala la directora.
El cuidador también necesita descanso
Sánchez subraya la importancia del autocuidado: “El cuidador tiene derecho a flexibilizar planes, a decir no y a pedir ayuda sin culpa”. Repartir tareas entre familiares y reservar momentos de descanso es esencial para sostener el bienestar de todo el núcleo familiar.