Tres muertes súbitas de jóvenes almerienses este año: “Suele ser una enfermedad genética cardíaca”
Las patologías hereditarias del corazón serán el centro de la VI Reunión de Cardiopatías Familiares en Almería con el objetivo de mejorar la prevención

Infarto en una persona joven haciendo deporte
En Almería, la enfermedad cardiovascular sigue marcando el pulso de la salud. Cada semana, los servicios de urgencias y las unidades de cardiología atienden nuevos casos, la mayoría en pacientes de edad avanzada, con factores de riesgo conocidos o hábitos poco saludables.
Sin embargo, junto a esas patologías más comunes, existe otra cara mucho más silenciosa del corazón. A diferencia del infarto, que suele avisar con dolor o malestar y permite actuar con rapidez, la muerte súbita cardíaca irrumpe sin previo aviso y puede afectar incluso a personas jóvenes y aparentemente sanas. En el último año, tres menores de 40 años en Almería han perdido la vida por esta causa, según el doctor Carlos Gómez Navarro, cardiólogo especialista en arritmias y responsable de la Unidad de Cardiopatías Hereditarias del Hospital Universitario Torrecárdenas.
En la mayoría de los casos, detrás de estos episodios se esconden las llamadas cardiopatías familiares o hereditarias, un grupo de enfermedades que se transmiten de padres a hijos y que alteran la estructura o la actividad eléctrica del corazón. Su origen es genético y, aunque muchas personas portadoras no presentan síntomas durante años, pueden desarrollar arritmias graves o un fallo cardíaco repentino.

El Hospital Universitario Torrecárdenas, en imagen de archivo.
Un fenómeno poco frecuente
En España, se registran cada año unos 30.000 casos de muerte súbita cardíaca, lo que equivale a más de 80 al día, según la Sociedad Española de Cardiología. La probabilidad de sobrevivir sin secuelas a una parada cardíaca fuera del hospital no supera el 10 % y la rapidez de actuación resulta decisiva. La mayoría de los casos se producen en personas mayores de 35 años y entre el 2 % y el 5 % se producen en menores de 40 años, lo que equivale a entre 600 y 1.500 casos anuales en todo el país. Por esa proporción, el registro de tres casos en una sola provincia como Almería resulta especialmente destacable y pone el foco en la importancia de su estudio.
Asimismo, se estima que una de cada 250 personas en la población general convive con alguna alteración genética del corazón, según la Fundación Española del Corazón. Entre ellas se incluyen las miocardiopatías, que afectan al músculo cardíaco, y las canalopatías, que alteran los impulsos eléctricos que marcan su ritmo. Son enfermedades inusuales, pero cuando no se detectan a tiempo pueden provocar una muerte súbita en plena juventud, como la que cada año sorprende a varias familias en la provincia.
El doctor Gómez Navarro explica que “cuando una persona joven y aparentemente sana fallece de forma repentina, casi siempre hay detrás una enfermedad genética del corazón”. Aunque se trata de un fenómeno atípico, su impacto es enorme. “A veces el primer aviso es un desmayo durante el ejercicio o una arritmia, y esas señales no deben ignorarse”, advierte el cardiólogo. Por eso, insiste en la detección precoz y el estudio familiar cuando se da un caso en edades jóvenes, una línea de trabajo en la que Almería se ha convertido en referencia. Ante una emergencia así, los especialistas recuerdan que la reanimación cardiopulmonar (RCP) puede ser decisiva: comprobar si la persona respira, llamar al 112 y realizar compresiones en el centro del pecho, unas 100 por minuto, hasta la llegada de los servicios médicos.
Entender el corazón que se hereda
Cada caso de este tipo deja tras de sí la misma pregunta: ¿podría haberse evitado? La respuesta, según los especialistas, pasa por conocer mejor las enfermedades hereditarias del corazón y adelantarse a ellas. En esta línea, la VI Reunión de Cardiopatías Familiares de la Sociedad Andaluza de Cardiología (SAC) aunará en Almería a especialistas de toda Andalucía y Murcia los días 7 y 8 de noviembre, bajo la coordinación del doctor Gómez Navarro. Será la primera vez que este encuentro se celebra en la provincia, con el objetivo de compartir avances en el diagnóstico y tratamiento.
“Queremos poner en común los casos que atendemos en cada hospital y avanzar en el conocimiento de estas patologías hereditarias”, explica el cardiólogo. Muchas de ellas pueden pasar inadvertidas durante años, hasta que un episodio grave revela su existencia. Gracias a los estudios genéticos, hoy es posible identificar a las personas con riesgo antes de que aparezcan los síntomas y ofrecerles seguimiento y tratamiento preventivo.
Estas alteraciones, que pueden afectar tanto a la estructura como a la actividad eléctrica del corazón, son el centro del trabajo coordinado entre hospitales y unidades especializadas. El encuentro busca precisamente reforzar esa colaboración y ampliar el uso de herramientas de diagnóstico y programas de seguimiento que permitan evitar nuevas muertes súbitas. “Cada caso que identificamos a tiempo puede significar una vida salvada”, resume el doctor Gómez Navarro.

Cartel oficial de la VI Reunión
La experiencia de José
Aunque el foco del congreso está en las cardiopatías familiares, la realidad clínica cotidiana en Almería sigue marcada por los infartos. En Torrecárdenas, como recuerda el doctor Gómez Navarro, cada día al menos un almeriense sufre uno y se realizan entre dos y tres intervenciones coronarias para tratar obstrucciones en las arterias del corazón. Es la rutina de una enfermedad que continúa siendo una de las principales causas de ingreso hospitalario: el infarto agudo de miocardio provocó 43 fallecimientos en la provincia durante 2024, y la insuficiencia cardíaca, otras 44, según datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía.
La historia de José, un almeriense que sufrió un infarto con 45 años, resume bien esa otra cara del problema. Durante semanas notó falta de aire, cansancio y dificultad para dormir, síntomas que atribuyó al estrés y al ritmo de trabajo. Hasta que un día acudió a urgencias y fue ingresado de inmediato: su corazón estaba fallando. Le diagnosticaron un problema en la válvula mitral y episodios de arritmia que requerían seguimiento y tratamiento.
Tiempo después descubrió que otros familiares habían sufrido complicaciones cardíacas similares. “Posiblemente haya algo genético, aunque no lo sabemos”, comenta. Su historia muestra que un infarto puede ser una manifestación visible de un riesgo heredado y la importancia de acudir al médico e informarse ante cualquier síntoma persistente.
En esa labor de información y acompañamiento, la Asociación de Enfermos del Corazón de Almería y Provincia (AENCOAL) juega un papel fundamental, como cuentan a LA VOZ sus representantes: orienta a los pacientes, organiza grupos de apoyo y promueve campañas de prevención para fomentar hábitos de vida saludables. Casos como el de José recuerdan que escuchar al cuerpo a tiempo puede salvar una vida.

Logo de AENCOAL
Prevención futura
La VI Reunión de Cardiopatías Familiares busca mucho más que compartir datos clínicos. Pretende acercar la ciencia a las familias, fortalecer la colaboración entre hospitales y recordar que la genética, la investigación y la conciencia social también salvan vidas. El doctor Gómez Navarro lo resume con una idea sencilla, pero que encierra toda una filosofía: “Cuanto antes conozcamos el riesgo, antes podremos protegernos. La genética nos da respuestas, pero la prevención y la atención a los pequeños signos son las que salvan vidas”.
Quizá esa sea la lección que late tras cada historia, desde los jóvenes que se marcharon demasiado pronto hasta quienes, como José, aprendieron a escucharse y a cuidarse. En todas ellas hay un mensaje común: el corazón no avisa siempre, pero sí habla, y reconocer sus señales puede marcar la diferencia entre la vida y la pérdida. Porque, al final, no se trata solo de curar corazones enfermos, sino de mantenerlos despiertos, atentos a su ritmo y a lo que nos dicen. Cuidar el corazón es también cuidar la vida que lo rodea: la propia, la de nuestras familias y la de quienes vendrán después.