La Navidad está a la vuelta de la esquina y en aquellos pequeños pueblos donde falta presupuesto no queda más remedio que tirar de la ilusión y la fórmula que tantas veces funciona en el Valle del Andarax: la creatividad, el esfuerzo colectivo y la participación de unos vecinos que nunca fallan cuando se trata de dar vida a su pueblo. 

Y, como prueba de ello, un Belén Viviente que se convierte, un año más, en el eje de la programación navideña y en uno de los eventos más esperados por residentes y visitantes de este pequeño municipio de la comarca, Alhabia.

A pesar de la deuda millonaria heredada de anteriores corporaciones, de la que el Ayuntamiento continúa saliendo poco a poco gracias a una gestión rigurosa por parte del alcalde más joven de la provincia, Luis Manuel Martínez, Alhabia no ha renunciado a vivir la Navidad con actividades para todas las edades. 

Sin grandes gastos, pero con imaginación, voluntariado y compromiso, más de 20 vecinos se pondrán en la piel de pastores, herreros, panaderos, Reyes Magos o personajes bíblicos en una representación que podrá visitarse en dos jornadas: el domingo 21 de diciembre y nuevamente el día 28, ambas a las 13:30 horas en el Frontón Municipal Serafín Romero. La entrada tendrá un precio simbólico de 1 euro como donativo.

Este Belén Viviente no es solo un espectáculo: es un reflejo del carácter de un municipio donde la participación ciudadana se ha convertido en herramienta cultural esencial. Muchos de los implicados también forman parte de eventos multitudinarios como Halloween o incluso del grupo de teatro local, que este año ha retomado su actividad tras varios años de pausa.

Junto al Belén Viviente, la programación de Navidad de Alhabia incluye propuestas ya tradicionales como la entrega de cartas a Papá Noel, la III Ruta de Belenes, la chocolatada organizada por la Asociación Juvenil 'El Nuevo Chapapote', actividades infantiles, teatro navideño y la II San Silvestre Bolillera, una carrera no competitiva con temática festiva. No faltarán tampoco la misa de Navidad, degustaciones y el esperado cierre con la visita de los Reyes Magos y su cabalgata el día 5 de enero.

Sin grandes presupuestos, pero con una enorme capacidad para unir a su gente, Alhabia vuelve a demostrar que la Navidad no se mide en luces ni en escenografías, sino en participación, identidad y cooperación.