La Ordenanza Municipal de Limpieza aprobada el pasado 19 de abril no ha tenido en cuenta diversas consideraciones importantes de cara al reciclado, más bien se desincentiva la práctica del mismo: Veo lógico que el horario para sacar los residuos orgánicos sea el que se ha fijado, y aunque también es lógico no permitir arrojar vidrio por la noche por el ruido que provoca, no han tenido en cuenta que si no solapan los horarios de orgánico y vidrio (aunque sea una hora) habrá que dar un mínimo de DOS VIAJES para sacar la basura, y eso es algo bastante tedioso, ya que no hay el mismo número de contenedores de vidrio que de contenedores orgánicos, lo que hace que tengamos que ir en muchos casos bastante más allá de la esquina de nuestra casa. Lo que verdaderamente no tiene sentido es aplicar horario alguno para el arrojo de residuos no orgánicos tipo plásticos y envases metálicos (contenedor amarillo), pues la recogida de dichos residuos NO ES DIARIA, de modo que da igual a la hora que los tiremos, se van a pasar varios días (normalmente la recogida en mi barrio de dichos residuos es semanal) depositados en el contenedor, además de que el olor de dichos residuos es menor o directamente, inexistente. Ni que decir tiene que es absolutamente innecesario horario para arrojar residuos del tipo papel y cartón (contenedor azul), cuya frecuencia de recogida es menor aún que la de los contenedores amarillos, además de ser un residuo total y absolutamente inoloro y que no provoca ruidos al ser arrojado. Los que reciclamos acumulamos 4 bolsas de basura en nuestras casas (orgánico, envases, cristal y cartón), algo que logísticamente hablando ya es tedioso, cuando completamos una bolsa (salvo la del tipo orgánico) aprovechamos una salida a la calle para deshacernos de ella, sea la hora que sea, de lo contrario tendríamos que colocar una quinta o una sexta bolsa de residuos en nuestra casa, y la mayoría de ciudadanos no vivimos en mansiones con semejante espacio. En definitiva, necesitamos flexibilidad horaria para arrojar nuestros residuos, a veces podremos bajarlos junto con la basura orgánica y otras veces no. Resumiendo, esta medida contra los olores en realidad huele bastante mal, ya que supone un golpe bajo a los ciudadanos concienciados con el medio ambiente, y lejos de apoyarles, se les desincentiva poniéndoles más trabas de una manera gratuita e injustificada, evidenciándose que tanto los encargados de redactar la normativa como los encargados de aprobarla, son ciudadanos que no reciclan.