La Voz de Almeria

Opinión

Transparencia y sesiones plenarias

`Ahora que se constata que el nuevo horario ha despoblado el salón de plenos se quiere volver al viejo`

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Igual que los ancianos instalan asideros en la ducha para evitar resbalones, la sociedad de la información va poniendo a nuestro alcance palabras-fetiche que garantizan inquebrantable adhesión al discurso políticamente correcto y nos evitan el impacto de salirnos de la tónica imperante. Esta práctica ha gozado siempre de gran predicamento entre los progres más pluscuamperfectos, que van caminando por la vida brincando de agarradero en agarradero. Y así, del mismo modo que hace unos años todo había de ser forzosamente “sostenible” (casi nadie emplea ya este término, abrasado en incontables informes, comparecencias, discursos y mociones) ahora todo debe ser “transparente”. Cualquier cosa hecha en pro de la transparencia merece el máximo crédito social. No importa que nadie pueda ponerse de acuerdo en los límites y propiedades de esos nuevos indicadores sociales o que, en su denodada búsqueda, se haya incurrido en gestos ridículos o se hayan perpetrado majaderías sin límite. Todo vale cuando se apela a los valores supremos de la convivencia prescrita. Por ejemplo, en aras de la transparencia se retrasó el horario de inicio de los Plenos Municipales de Almería, a pesar de que ya se avisó de que la duración de los mismos haría muy complicada la presencia de público y directamente imposible la de los periodistas acuciados por la hora de cierre. De nada valieron los avisos, pues esas sugerencias fueron interpretadas como parte del tradicional miedo escénico de la derecha cavernaria a los aires de cambio del sedicente “tiempo nuevo”. Pues bien, ahora que se constata que ese cambio de horario ha despoblado el Salón de Plenos de público y prensa, se quiere volver al viejo y denostado horario matinal. Ya verán como ahora también se hace en aras de la participación, la visibilidad y hasta de la sostenibilidad. Y es que no hay nada más transparente que la transparencia.


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