¿Les supongo enterados de que Luis Rogelio sigue de alcalde?
Bien. ¿Y saben que sigue de senador del reino? También. Compruebo que están ustedes muy bien informados. Antes de seguir, vaya mi felicitación por la lograda alcaldía. Hay que ser cortes y educado y no cuesta demasiado hacerlo. ¡Joder, Luis!, que mal lo pasaste con las idas y venidas de Cazorla. ¿Vas a estar los cuatro años sentado todas las semanas al lado de Miguel, o te piensas marchar cuanto antes a pasear por la Castellana? Lo primero va a ser muy duro, y lo sabes. El concejal y coordinador de Cs ¿lo sigue siendo aún? no te quiere de alcalde y me da la impresión de que tampoco te aprecia como persona. Es difícil soportar una situación así, lo reconozco. Los nervios te pueden jugar cualquier día una mala pasada y se la lías. Ten cuidado, un buen relajante y a lo hecho pecho. Te has ganado no tener mayoría absoluta y eso lo pagan los nervios y la gente que te rodea. Se pone uno de un talante y de un genio de mil demonios y lo paga el primero con el que te cruzas, todo por no darle al culpable una hostia con todas las ganas, que de eso, ganas, no faltan. Lo atractivo y tranquilizante, Luis, es pasear por el Madrid de los Austria, comer en sus magníficos mesones y disfrutar de las largas, marchosas y felices noches de la capital. No es demasiado incomodo echar “la siesta del obispo” en los escaños del Senado, y como no es mucho lo que hay que hacer en la cámara alta. Mientras te decides o no a irte a la villa del oso y del madroño hemos conocido el equipo de gobierno que va a dirigir la vida municipal de los ciudadanos. No tienes más y mejores mimbres. Hay que apañarse. Lo lamentable es que no lo vieras cuando montabas tu lista. Mandar con mayoría absoluta lo hace cualquiera, los votos dan y quitan razones. No es el caso actualmente, y vas a echar de menos a alguna de las voces que has mandado de paseo. Ramón Fernández tiene cara de buena persona, y dicen que también los hechos, será el momento de demostrarlo.
El problema es que en enfrente tiene más votos y a dos políticos avezados y con las uñas afiladas: Juan Carlos y Rafael. Si a ello añadimos el “infantilismo” siempre sorprendente de don Miguel, quizás necesitabas alguna voz más avezada en lides políticas. Cuesta entender tus nombramientos en concejalías. Otro día, si no te molesta, nos dedicamos a ello.