La Voz de Almeria

Opinión

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Por mucho que los publicistas de Coca-Cola proclamasen en su día que el motor que une al mundo es el amor y la amistad, la verdadera chispa de la vida es el odio. Si, ya sé que resulta más consolador hablar de los buenos sentimientos, de esperanzas o -culminando la cursilada- de “proyectos de ciudad para todos y todas”, etcétera, pero lo cierto es que nada vincula con más firmeza que la antipatía y la aversión hacia algo o alguien cuyo mal se desea.


Fijémonos, por ejemplo, en la constelación de futuros concejales que trenzan estos días un eventual pacto de gobierno heterogéneo en Roquetas de Mar para desalojar al PP del Ayuntamiento. Al borde de la mayoría absoluta, el candidato más votado, Gabriel Amat, podría verse fuera de la Alcaldía por una singular alineación de fuerzas (PSOE, IULV-CA, Ciudadanos y Tú Decides -marca blanca de Podemos-) que propiciaría un equipo de Gobierno tan insólito como sorprendente. Esa posibilidad, perfectamente legal gracias a la sorprendente indolencia gubernamental a la hora de hacer valer el peso real de las listas más votadas, podría propiciar un momento de gran despliegue tipográfico el día de constitución de la Corporación, pero que a partir de ese mismo instante abriría un amplísimo horizonte de incógnitas. ¿Cómo distribuir las responsabilidades y la asignación presupuestaria entre tantos y tan divergentes intereses? ¿Son operativos los gobiernos de aluvión en las administraciones? ¿Puede alguien poner el ejemplo de un gobierno tipo sopa de letras que haya generado estabilidad y desarrollo? Quizás los muñidores del cuatripartito estén recordando el principio químico sobre las mezclas que garantiza la ausencia de problemas mientras que cada uno de sus componentes mantenga inalterable su identidad. Pero algunas mezclas pueden ser tan reactivas como unir carbón, azufre y nitrato de potasio. La pólvora, ya digo.


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