Son comprensibles las tribulaciones por las que pasa el alcalde ejidense, Francisco Góngora. Con una losa económica como la que lleva su ayuntamiento no es como para cantar habaneras en las noches de Almerimar. Anda buscando el hombre veinticinco millones para sacar adelante estos meses, sabiendo que dentro de algunos volverá a estar en la misma situación. Son muchos, pesan demasiado los 360 que se deben. Le ha suplicado a la Junta una ayuda extraordinaria, y ésta le ha contestado que no es de su competencia, que se vaya a Madrid a charlar con Montoro. Menuda madre la Junta, más parece madrastra.

Esto de las competencias de las administraciones me encanta. La Junta no tiene ninguna sobre los ayuntamientos que no sea prohibirles. Si quieres mover una piedra en tu municipio tienes que pedirles permiso, si quieres abrir una empresa ellos te dirán si se puede o no se puede, si hay que mover una linde la última palabra la tienen ellos. Siempre ellos. Se convierten en el ojo que todo lo ve, lo investiga y sienta plaza. Pero que no se te ocurra ir a pedirles dinero porque entonces no es de su competencia. Tienes que ir al gobierno central de Madrid.

La situación del consistorio ejidense, y no por culpa del equipo actual, hay que recordarlo, es tan dramática que todos entendemos que tendría que tener una ayuda extraordinaria. No se trata de salvarle la cara al político que la está dando en estos momentos, es salvar algunos de los servicios básicos que recibe el ciudadano ejidense, ese hombre y esa mujer que se levantan cada mañana y a los que no podemos culpar de unos canallas que estuvieron al frente del ayuntamiento y lo llevaron a la ruina. No es competencia de la Junta. Nada es competencia de la Junta. A los vecinos de El Ejido les pueden dar viento fresco, tampoco es competencia de la Junta, que se las apañen en Madrid.

Si para solucionar su problema más grave El Ejido tiene que ir a Madrid, ya me dirán ustedes para qué quieren los ejidenses a la Junta de Sevilla. Luego viene Susana y nos dice que la Junta lleva a Almería en el corazón y que los vecinos vemos que cada día está más cerca. ¿De quién está más cerca? De esos almerienses que viven en el Poniente no lo parece.