La Voz de Almeria

Obituarios

Pinito del oro

La trapecista que dejó a los almerienses con la boca abierta

Manuel León

Publicado por

Creado:

Actualizado:

En:

El mismo año que el hombre ponía un pie en la luna, Pinito del Oro lo hacía en un trapecio de la almeriense Rambla de Belén. La mejor saltimbanqui del mundo, con ojos de princesa de Babilonia, llegó en el otoño de 1969 a Almería con el Circo Price y armó el taco en esa ciudad que nos parece ahora tan remota y que es la misma que transitamos a diario. Llegó Pinito del Oro después de sufrir un grave accidente en Laredo con el que decían el mejor circo de Europa. Nadie ha desafiado desde entonces a la gravedad en Almería como esta trapecista canaria con su número legendario de ponerse de cabeza sobre la barra. Fueron varias sesiones esa semana de hace casi medio siglo en las que el espectacular coliseo, con sus fieros leones, sus carromatos de chapa pintada y sus estilizadas lonas sostenidas por vigas poderosas, echó cabos en el Badén alto de la Rambla. Hubo bocados por conseguir una entrada para una de las cuatro funciones del Price, como si hubiese ido a jugar el mismísimo Boby Chalton alviejo campo de La Falange. Era Pinito del Oro la que llegaba por primera vez a Almería a hacer el salto de la muerte, sin red, solo con los brazos tatuados de su marido Juan, seis metros más abajo, atento a cualquier traspiés de su esposa. Nunca un circo en Almería había levantado tanta expectación como ese del 69 con Pinito del Oro, con los grupos de tigres y leones y el domador Robert Kagi dentro de la jaula, con los ciclistas cómicos, los simpáticos elefantes bailarines, los sorprendentes barristas mexicanos, la troupe de saltadores y los payasos Pery y Popey. Varios cientos de emocionados almerienses llenaron esa carpa fetén con la cabeza mirando a las alturas desde sus localidades observando a la Reina del Circo, con los ojos como platos para no perder detalle de los balanceos, masticando algún bocadillo de tortilla para la ocasión, exclamando ohhhss de admiración, cuando la vida era más inocente y cualquier audacia maravillaba. El tardofranquismo se apropió de Pinito como un blasón, como lo hizo con El Cordobés o Arturito Pomar. Y Pinito recorría las carpas del mundo, desde Grecia a Canadá, con la bandera rojigualda. Y nosotros nos apropiábamos de su leyenda desde el pegajoso sofá de eskay, cuando en los últimos 70 aparecía en la tele en blanco y negro, en el programa El Gran Circo, mientras merendábamos pan con chocolate. Una sobrina suya intentó imitar su arte imposible y actuó varias veces en Mojácar con el Circo Hermanos Segura, pero sin llegar a su altura. María Cristina del Pino, Pinito del Oro, la mujer que maravilló a los almerienses hace 50 años, falleció esta semana en su tierra canaria a los 85 años.

tracking