La Casa Montoya… ¿La Casa Vasca?
El agente cultural de la Red de Museos Municipales de Almería repasa los distintos nombres que los almerienses han dado a lo que hoy es el Museo de Arte Doña

Interior de la casa de William Shakespeare (a la izquierda) en la actualidad e interior del Museo de Arte Doña Pakyta (a la derecha).
En 1928 D. Antonio González Egea, un rico terrateniente, banquero, consignatario de uva y político que alcanzó la alcaldía de Almería en dos ocasiones (1879 y 1924), que vivía en la Plaza de San Pedro número 2, decidió construirse un chalet en los terrenos que poseía al final del entonces Paseo del Príncipe, hoy Paseo de Almería. Chalet que no llegaría a estrenar nunca por una serie de retrasos en las obras, su encarcelamiento durante la guerra civil y muerte en 1939. Ese chalet que finalmente disfrutaron su hijo José González Montoya y su nuera Francisca Díaz Torres, hoy es el Museo de Arte Doña Pakyta.
En Almería ha sido conocida por muchos nombres: El chalet montañés, el chalet de González, la Casa Montoya, de Doña Paquita, de nata y chocolate e incluso la Casa de los Patos, confusión esta última que se debe a la cercanía de otra finca colindante en la que había animales, incluidos patos. Pero una de las denominaciones más famosas es ‘la Casa Vasca’. Existen dos teorías sobre este nombre. La primera es que D. Antonio pasaba días de vacaciones en Biarritz (Francia), cerca de Bayona y a 20 kilómetros de la frontera con España, en lo que hoy es conocido por el País Vasco francés. No cabe duda que hay bastante parecido entre la Casa Montoya y los caseríos vascos. Cuentan que D. Antonio estaba enamorado de ese tipo de arquitectura y le encargó a Guillermo Langle que su chalet tuviese ese estilo “montañés norteño”. Hasta aquí la teoría más extendida.
Pero D. Antonio era exportador de uva, y tenía incluso una sucursal en Londres. Es sabido que eran numerosos los viajes que hacía a tierras inglesas para hacer negocios. En uno de estos viajes, se interesó por conocer la casa natal de William Shakespeare, en Stratford-upon-Avon, a unos 160 kilómetros de Londres. Aquí es donde entra en juego la segunda teoría: D. Antonio quedó tan impresionado con aquella casa que querría una parecida para él. Este tipo de arquitectura inglesa también es parecida a la Casa Montoya, por el uso de madera vista en el exterior. Para comprobar esta teoría, nada mejor que comparar la casa de Shakespeare (que por supuesto aún se conserva) con la Casa Montoya y sacar cada cual sus propias conclusiones.
Sea como fuere, la casa que alberga el Museo de Arte Doña Pakyta seguirá siendo nombrada a gusto de cada almeriense aunque, como diría Pepe Céspedes, siempre será “la casa esa guapa que hay al final del Paseo”.