“No se trata de saltar mucho, sino de saltar lo mismo desde el primer punto hasta el último, o de un partido para otro”. Está todo calculado, y esa sola expresión define al preparador físico de Unicaja Almería. Desde 1993 en el club ahorrador, entrenadores y jugadores han ido pasando y Enrique de Haro permanece, viviendo en primera persona el palmarés completo del equipo más laureado del voleibol español y el mejor club andaluz de cualquier deporte de todos los tiempos. Se cumple la primera semana de pretemporada, pero realmente es la cuarta.

Todo controlado

De Haro envía a cada jugador un plan personalizado que debe desarrollar desde tres semanas antes de llegar al pabellón: “Hace unos años que se hace así, con trabajo de resistencia y fuerza, que son las grandes cualidades para luego entrar a pista”. Está encantado con la profesionalidad de la plantilla blanquiverde, pero en todo caso asegura que “los jugadores de voley en general son profesionales para los que su cuerpo es su arma de trabajo, y cuidar el peso y la condición física es fundamental”. Todos han llegado con los deberes hechos. Su complicidad con el plantel es enorme, ya que consigue que confíen en él y dejen en sus manos algo tan importante en su desarrollo profesional como es el físico. De la misma confianza disfruta desde la figura de Piero Molducci, al que se ha acoplado para tener a los jugadores en las condiciones idóneas que el italiano pide en cancha: “Ya coincidí con él en su primera época y tenemos una buena conexión y confianza mutua”. Para De Haro, Moducci “aporta mucho, y la visión del técnico es importante”. El trabajo “va orientado a los entrenamientos de Piero”.

Deporte explosivo

Se presta especial atención a la prevención de lesiones, tanto en la fase que se ha iniciado ahora como con los ejercicios de antes de pretemporada, que han venido a hacer que cada jugador no tenga problemas de articulaciones y rodillas: “La preparación previa es importante para empezar a saltar”. Recuerda Enrique de Haro que “el voley es un deporte explosivo de acciones cortas de alta intensidad, y requiere un trabajo de fuerza máxima”. Por ello, lo que se busca conseguir es una orientación correcta, “porque no por tener una gran musculatura se rinde más”. En ese sentido, el preparador físico blanquiverde tiene la maestría de “encontrar el equilibrio, no aumentar peso y volumen, porque para saltar hay que estar fuerte pero no excesivamente musculado”. Ni más ni menos, el gimnasio se adapta lo mejor posible “a que el trabajo en pista sea más efectivo y a minimizar el riesgo de lesiones acondicionando músculos y articulaciones”. Llegar a un quinto partido de la final de la Superliga no es problema para Unicaja porque “el equipo sabe estar físicamente, técnicamente y de cabeza también”.