La Voz de Almeria

Almería

“No existe aún un compromiso político para que la justicia funcione mejor”

Delante de un café, la presidenta de la Audiencia Provincial de Almería habla con LA VOZ sobre temas de actualidad jurídica: inseguridad, Algarrobico, corr

La magistrada Lourdes Molina durante la entrevista.

La magistrada Lourdes Molina durante la entrevista.

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Hablar de la justicia es, al final, hablar de las preocupaciones de la gente. Estamos sentados frente a una librería, así que qué mejor que empezar con una de las últimas polémicas, esta vez alrededor de los libros de texto.


Acaba de pasar con temas educativos, según las quejas de los editores. Antes pasó con temas de dependencia y otros. Da la sensación de que en España hay inseguridad jurídica.
No diría inseguridad jurídica. Las competencias están transferidas a las comunidades autónomas y eso genera a veces interpretaciones distintas. Algo sí es cierto, que es lamentable que no se haya logrado un acuerdo en los contenidos de mayor calado. En temas de sanidad, educación, materias sociales debería haber un gran acuerdo entre los partidos y entre el estado y las comunidades.


También se ha hablado de inseguridad jurídica a propósito del Algarrobico.
Bueno, el Algarrobico es un caos. Yo no me atrevo a aventurar lo que va a pasar. Hay tantas sentencias contradictorias que no se sabe. Hasta en el seno mismo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía las hay. La última palabra no se ha dicho. Tendrá que decidir el Tribunal Supremo.


Se afirma continuamente que la justicia española está muy politizada. ¿Es cierto?
No, lo que pasa es que se tiende a confundir la mecánica de los nombramientos en el Consejo General del Poder Judicial y la labor de jueces y magistrados día a día. Los jueces trabajan con la máxima independencia.


¿Hay que cambiar el sistema de elección del Consejo?
No. Lo que habría que hacer es darle más competencias al Consejo, y se vería perfectamente esa independencia. En materia presupuestaria, por ejemplo.  Y simplificar el sistema. Hay dos actores, a veces tres, además de los jueces y magistrados en su labor diaria. La dependencia orgánica es del Consejo, pero la económica del ministerio, y en las comunidades autónomas a las que se han transferido competencias los medios materiales dependen de éstas.


¿Qué papel está jugando la judicatura en la lucha contra la corrupción? 
El sistema judicial está cumpliendo su función, eso sí, con los escasos medios que se tienen, lo que alarga en exceso la resolución de estos casos, como de otros. No se puede trabajar más de lo que se trabaja, se lo aseguro.


¿Tantos jueces faltan?
Se está haciendo un gran esfuerzo en aumentar el número de jueces, pero no se crean juzgados. Han salido recientemente dos promociones de jueces y está a punto de salir la tercera, pero no tienen juzgado, o sea, ni secretario, ni funcionarios.  Aquí, por ejemplo, tenemos 14 jueces de refuerzo, y rinden, pero con juzgados nuevos rendirían mucho más.


¿Y qué solución tiene esta situación?
Dotar de más presupuesto al sistema judicial.


Eso se repite mucho. ¿Y por qué no se hace?
Desde que estoy trabajando veo que no existe aún un compromiso político para que la justicia funcione mejor. Lo he visto con este gobierno y también con los anteriores.


¿A qué se debe?
Pregúnteselo a ellos. Yo no me atrevo a afirmar nada, pero creo que no les interesa que esto funcione.


¿Sufren los jueces muchas presiones políticas, especialmente en casos ligados a la corrupción como los que estamos viendo?
Que sufran presiones no me atrevería a negarlo, pero algo está muy claro: todos estos casos se están llevando adelante, lo que significa que, si existen presiones, los jueces no se están dejando llevar por ellas. Otra cosa es el ritmo al que avanzan los procedimientos, por lo que hemos hablado antes.


¿Es un mal endémico de este país la corrupción?
No. Lo que ocurre es que ha salido a la luz y casi a la vez. Era algo... que se permitía.


¿Y quién lo permitía?
Hay gente que no denuncia porque no se atreve. Pero yo le aseguro que en cuanto existe una denuncia se investiga.


¿Hay sociedades más corruptas que otras?
Hay sociedades en las que la corrupción se condena más que en otras. Es un problema de conciencia cívica. Creo que no se repetirán casos como los que estamos conociendo. Las resoluciones que van a ir saliendo van a tener un cierto valor pedagógico, van a ser ejemplarizantes.


Preocupa el incremento de la violencia juvenil.
Es de preocupar, ahí están los índices y ahí está el perfil de esos menores delincuentes. Ha cambiado mucho este perfil, se ha ampliado. Ya no provienen sólo de familias en situación de exclusión. Ahora proceden también de las clases medias, lo que significa que algo no funciona.


¿La educación?
Muchas cosas, pero la educación es esencial. Hemos pasado de un sistema educativo autoritario a uno tan permisivo que no se le dan al niño pautas de comportamiento. Muchos padres no saben qué hacen o con quiénes van sus hijos.


Usted es mujer y magistrada. No puedo acabar sin aludir a la violencia machista, que se dispara sin que de la sensación de que judicatura y policía logren frenarla.
Lo primero que cabe decir es que estamos en medio de un cambio social muy importante. La situación de desigualdad entre hombres y mujeres viene de milenios y da la sensación de que hay muchos hombres que no aceptan otro papel de la mujer. Y el problema se agrava cuando se rompe la convivencia, les parece una inaceptable rebeldía por parte de la mujer.


A menudo se sabe que ha habido denuncias previas y malos tratos. ¿No está fallando algo en juzgados y comisarías?
Pienso que no. Los profesionales, tanto de los juzgados como de los cuerpos de seguridad, están muy formados. Hay, además, mucha sensibilización con el tema, y protocolos muy desarrollados. Lo que sucede es que no es fácil la actuación. Hay que tener en cuenta que por un simple insulto los jueces no pueden encarcelar a alguien, y que a veces son las mismas mujeres las que no denuncian, o retiran la denuncia. Y cuando se imponen medidas de alejamiento, el control corresponde a agentes de la Policía o de la Guardia Civil que, a menudo, tienen que controlar a quince mujeres, o más.   Se necesitan, como en otros ámbitos de nuestra actuación, más medios, y más conciencia social también.


¿No la hay?
La hay, pero nunca es suficiente. Estamos asistiendo a algo muy preocupante que vemos en encuestas y estudios, el paso atrás en la conciencia de igualdad de la mujer: entre las adolescentes hay muchas que ven normal que su pareja les controle el móvil o la ropa, y eso es muy de preocupar, mucho.


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