Con ‘El ángel perdido’ se embarcó en una gira “a lo Rolling Stones” con la que  recorrió más de 100.000 kilómetros en 315 días. Eso fue en 2011 y desde entonces Javier Sierra (Teruel, 1971) presenta cada libro como si fuera al mismo tiempo el primero y el último que va a publicar. Almería se ha convertido en escala fija: estuvo entonces, volvió en 2013 con ‘El maestro del Prado’ y lo ha hecho ahora con ‘La pirámide inmortal’ (Planeta). Siempre en el mismo escenario: el Centro de Cultura Cajamar. Allí volvió a demostrar ayer su habilidad como narrador, arte que ejecuta con pasión y naturalidad. Tanta, que el oyente parece estar escuchando historias frente a un fuego de campamento.

“Desde hace mucho tiempo estoy comprometido no sólo con la escritura sino con acercar el mundo del libro a los lectores”, afirma a LA VOZ. Por eso se lanza a estas “giras sin fin” en las que, eso sí, no cae en el cliché. “En estos actos no vengo a hablar de mi libro, en este caso ‘La pirámide inmortal’, sino a explicar cómo se construye un libro así, qué vivencias sirven para edificar una narración como ésta… En fin, para contar los extrarradios de la literatura, que no dejan de ser vida en estado puro”.

De vida y de muerte habla esta novela que recupera un episodio de la vida de Napoleón. “En 1779 decidió pasar una noche en el interior de la Gran Pirámide de Guiza. En esas horas de soledad y oscuridad absoluta se siente morir y de alguna manera resucita al salir del corazón del vientre del monumento”, detalla.

La Historia nunca supo qué pasó dentro, ya que Napoleón sólo dijo una cosa a sus hombres cuando salió a la mañana siguiente. “Su respuesta es la que me empuja a escribir la novela. Les dijo: Aunque os lo contara no me ibais a creer”.

Solo en la pirámide
Para completar ese hueco, el propio Sierra pasó una noche en el monumento funerario. Fue en 1997. “Pasar unas horas de aislamiento en un lugar con 4.500 años de historia, rodeado de misterio, solo, en oscuridad total, en una habitación sin ventanas y separado del exterior por muros de 30 metros de grosor es una sensación peculiar. Cuando llevas un rato acurrucado en una de las esquinas tienes la sensación de que estás enterrado en vida, de que empiezas a disolverte en esa oscuridad, que empiezas a desaparecer. La muerte debe parecerse a eso”.

Tras aquella experiencia, la mente de Sierra recibió un mensaje. “Es posible superar a la muerte, tras la oscuridad viene la luz”. Sabe que la afirmación es “irracional” pero esa “certeza interna” es la que le sigue empujando a recorrer “con ilusión” el camino. “La vida parece que no tiene sentido desde una óptica material pero claro que la tiene”.

Javier Sierra plasmó lo vivido en una novela, ‘El secreto egipcio de Napoleón’, que ahora se presenta mejorada como ‘La pirámide inmortal’, obra que tiene “algo mágico”. “La historia habla de muerte y resurrección, el propio libro ha muerto y resucitado y yo como narrador me he sentido revivificado al volver a enfrentarme a un episodio como aquél”.

Respuestas
En sus más de dos décadas como reportero y escritor, el turolense asegura haber encontrado algunas respuestas aunque son “estrictamente personales” que difícilmente podrán convencer a otros. “Uno empieza con los ovnis y acaba preguntándose por el alma humana. Parece que no tiene nada que ver y lo tiene todo que ver”.

Y como buen amante del misterio se entrega a la ‘cara B’ de las versiones oficiales, que maneja incluso en Almería. “Aquí está ocurriendo algo que no pasa en otras provincias. Gente como Alberto Cerezuela está recuperando esas historias insólitas”. Cita también a Óscar Fábrega, autor de ‘Prohibido excavar en este pueblo’. “Que un autor de Almería se ocupe de algo ocurrido en el sur de Francia, lo analice y lo diseccione de manera tan maravillosa demuestra que para abrirnos camino en estos terrenos da igual que seas de Almería o de Teruel: lo importante es la voluntad”, concluye.