Una clase de flamenco almeriense en pleno corazón de Manhattan
Una clase de flamenco almeriense en pleno corazón de Manhattan
En el cruce de la 47 con la neoyorquina Séptima Avenida, el público que llenaba el salón de actos del Spanish American Institut se arrancó haciendo palmas a compás por bulerías. La voz de Sonia Miranda y la guitarra de Francis Hernández, envolvían el baile de Julio Ruiz, en pleno corazón de Manhattan, seduciendo a la audiencia en uno de los momentos más intensos de la master class ofrecida en este centro para dar a conocer en qué consiste el Flamenco. El protagonista de esta sesión era el Conservatorio Profesional de Danza de Almería, donde trabajan como profesores acompañantes el guitarrista y la cantaora, y donde el bailarín termina este año el penúltimo curso de Flamenco.
La promotora de una actividad tan singular ha sido la almeriense Noemí Pérez Segura, que actualmente cursa estudios en esta prestigiosa fundación y que, en su día recibió enseñanzas musicales y coreográficas en ambos conservatorios. “Cuando estás lejos de tu tierra sientes más las raíces”, comenta Noemí, que decidió poner en marcha este proyecto “para aportar una visión más digna del flamenco, en una ciudad en que existe una oferta en este sentido, caracterizada por artistas y repertorios excesivamente recurrentes.
El objetivo era mostrar a un público formado por personas de incontables países, la grandeza y las exigencias del Flamenco. Y, para eso elegí el Conservatorio Profesional de Danza de Almería, al que me siento muy ligada”. La actividad ha comprendido dos sesiones que abarrotaron de público el salón. Un público que era la mejor expresión de la vida de una ciudad a la que el término multiculturalidad se le queda pequeño, porque ejerce como ninguna de capital del mundo.
La profesora acompañante y cantaora Sonia Miranda recuerda como algo anecdótico, pero muy significativo de la mezcolanza de culturas, el hecho de que pocas horas antes de la actuación la sala era utilizada para sus oraciones por los alumnos musulmanes de diferentes países, como algo absolutamente normal. “En realidad, las personas relacionadas con esta fundación están acostumbradas a que las puertas estén abiertas a todas las culturas. Es algo maravilloso”.
Luego, comenzaría la sesión de flamenco, con la guitarra de Francis Hernández tocando por tarantas, para que ni hubiese duda sobre origen de los artistas. Francis relata que “después hicimos alegrías, tangos, para terminar en la fiesta de por bulerías. Gracias a un intérprete explicamos las diferencias de los palos esenciales y les enseñamos a un poco de compás, que todos siguieron con absoluta precisión”.
El Flamenco genera un poderoso interés en personas de países muy diferentes, no sólo entre los de habla hispana que participaron en esta actividad -fundamentalmente, argentinos colombianos y cubanos- sino en africanos de Senegal o Gabón, japoneses o chinos, cada vez más presentes en este tipo de entornos culturales.
Noemí subraya que, pese a la proximidad entre lo español y lo latino percibida por personas de diferentes lugares del mundo, lo cierto es que España sigue manteniendo una clara identificación con la pasión, algo que se transmite con el flamenco de manera excepcional.
Tanto la promotora de esta iniciativa, como los tres participantes se siente orgullosos de haber llevado este mensaje que habla del Flamenco, recientemente declarado Patrimonio inmaterial de la Humanidad, y de Almería. Por supuesto, están dispuestos a repetirlo, quitándose la palabra unos