El Almería de Fran Fernández dejó pasar en el Nuevo Arcángel su primer match-ball de la temporada.

Pero afortunadamente había llegado a las últimas tres jornadas ligueras lo suficientemente bien colocado como para poder gozar de otras dos oportunidades para conseguir la tan ansiada y deseada permanencia.

No haber puntuado en Córdoba no es una buena noticia, sino todo lo contrario, pero la derrota cosechada ante los califas no debe suponer un retroceso en la confianza de la familia rojiblanca en el trabajo, la entrega y la ilusión de sus profesionales, sino todo lo contrario.

Pese a que en la primera media hora de partido el equipo almeriense mostró unos desajustes defensivos no habituales al borde del área, fue capaz de mantener su meta a cero y no permitir ningún disparo cercano sobre René en todo el primer periodo.

Además el partido podría haber cambiado de signo si el Córdoba se hubiera quedado  con 10 en el minuto 16 cuando Pulido Santana miró hacia otro lado para no darse por enterado de la agresión de Valentín a Motta dentro del área. Luego el Almería fue a más, el Córdoba a menos, y si el triunfo se quedó finalmente en casa fue porque un canario con la camiseta número doce del equipo local lo permitió dejando de señalar dos claros penalties en el área local, el que se cometió sobre José Ángel

Pozo reconocido por Competición.

En definitiva que el Almería dio la talla y está en condiciones de mantener el alto nivel competitivo de que ha hecho gala tras el cambio de técnico en el banquillo.

La meta de la permanencia está en el Estadio Mediterráneo. Ganando las opciones de salvación son máximas e incluso, si o bien el Córdoba o la Cultural o el Nàstic no ganan, el conjunto indálico certificará su continuidad en la categoría.

El Almería se aferra a su fortaleza como local para superar al Alcorcón, que se juega menos que los rojiblancos, sumar tres puntos y con ellos tocar la salvación.

Desde que el técnico almeriense se hiciera cargo de la dirección del conjunto rojiblanco el éxito ha acompañado a los suyos en los dos partidos que ha disputado como local. Y eso que ambos eran del máximo nivel.

El Barcelona B se la jugaba, cayó por 1-0 en el estreno de Fran Fernández. En la siguiente salida los culés ganaron en el Molinón.

La segunda final en el Estadio Mediterráneo fue ante un Granada al que sólo le valía ganar para seguir mirando hacia arriba. Los almerienses se impusieron por 2-0

Pleno de puntos, cero goles recibidos y tres marcados avalan la confianza con la que los 14.000 almerienses que esta noche se van a dar cita en el coliseo indálico acudirán a ver el partido.