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Cuando no se estudiaba por titulitis

En mi casa salimos adelante gracias a las becas y los libros de prestado

La Formación Profesional abría caminos y enseñaba un oficio.

La Formación Profesional abría caminos y enseñaba un oficio.Agencias

Tony Fernández
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Vengo de una familia que no llegaba a fin de mes y no me da vergüenza decirlo. Somos cinco hermanos y todos fuimos al colegio y luego tuvimos la libertad de estudiar, pero siendo conscientes de las limitaciones en el hogar. De los libros se encargaba mi madre y mi padre delegaba funciones porque siendo camionero pasaba mucho tiempo fuera de casa y lo veíamos cuando tocaba. Mi hermana mayor vivía en Motril con mi abuela y no entraba en la ecuación y los cuatro de Almería tuvimos la oportunidad de estudiar gracias a las becas y a los libros de prestado.

Tengo un hermano dos años mayor y esto me convertía en heredero de ropa y libros de texto. A todos los efectos era el mayor de la casa y elegía dormir en la litera de abajo y me tocaba subir a la segunda planta. Mi hermana tenía su propio dormitorio y el pequeño de la casa con los dos mayores en una cama de 90 como se decía antes. Dejo para el final a mi hermano Luis que es profesor de matemáticas en el Instituto Celia Viñas, que es el que más lejos ha llegado de todos los Fernández Camacho y vamos con los colegios de pago y los nacionales.

El certificado de Estudios Primarios

Los estudios en casa venían marcados por el sueldo de mi padre y de si le pagaban de forma puntual. Había cursos de pago y otros en colegios nacionales. Mi hermano Manolo y yo íbamos siempre a la misma escuela y mutábamos del San Miguel de la Plaza Marín al de Don Diego en la calle Juan del Olmo y hasta en Los Franciscanos, antes de volar al Barrio de Los Ángeles y su flamante Grupo Escolar Virgen del Mar. Todo iba bien hasta que vino al mundo el matemático de la familia y estando en 8º de Primaria se acababa el ‘cole’.

Salimos con el Certificado de Estudios Primarios gracias a las becas, que nos dieron la vida. Daba para los libros, pero eran dos y a veces tres con la de mi hermana Carmelín. Lo malo llegó cuando nos matriculamos en la Escuela de Maestría para hacer Radio y Televisión. Elegimos lo mismo para pasarnos los libros. Yo iba dos años detrás y un amigo de mi tío Luis, Andrés Fernández, nos prestó los libros y sacábamos la beca (que era generosa) pero había que superar el notable o la perdías. Lo de hincar los codos lo teníamos claro. Manolo, era un talento y ganó premios en la Escuela de Maestría: un manitas de la electrónica. Yo, más chapucero.

Educación y formación

  • El acceso a la educación dependía de las ayudas públicas y de las becas
  • Los hermanos compartían ropa, libros y hasta sueños en la misma litera
  • Compaginar estudios con empleo fue clave para aportar en casa 
  • Cada diploma se guarda como un tesoro por el esfuerzo realizado
  • El menor de los hermanos alcanzó la cima académica en Granada

La carrera de radio y televisión

Los dos hicimos la mitad de la carrera en diurno porque no llegaba ni con la beca, y mi madre sin decirnos nada nos abría la puerta del mundo laboral y lo tuvimos claro a la hora de fichar por el Grupo Saveres. Manolo se iba con mi primo Juan y yo con Antonio. Trabajar y estudiar era duro pero lo de llevar dinero en los bolsillos y ayudar en la casa fue el no va más. Nos sacábamos las becas a pares y nos costó un mundo eso de salir de clase a las 11 de la noche. Solo eran dos años pero qué fácil era todo con un sueldo a fin de mes y no tener que pedir a los padres.

La Escuela de Maestría estaba cerca de casa y del trabajo en Saveres.

La Escuela de Maestría estaba cerca de casa y del trabajo en Saveres.Agencias

Mi hermano se compraba unos Lois, la trenca, las camisas modernas y como teníamos la misma talla: yo ‘chupaba’ de la moda del Manolito, como lo llamamos en casa. Solo tuve dos suspensos en toda la carrera. Uno general para toda la clase de don Arturo en Electrónica y otro en Dibujo de don Francisco Sánchez Cascales, por estar el formato torcido. Un día comprando el pan me lo encontré y le dije que todavía me duraba el enfado. Fueron dos evaluaciones y en la recuperación saqué nota. La reválida fue muy dura pero la saqué adelante, otro título. Ya era Oficial Industrial en la rama de Electrónica y me dieron el de Maestro Industrial. Hice un aparato de radio y un televisor en la carrera y las notas nunca me faltaron para la beca.

El matemático de la familia

Manolo y yo éramos unos privilegiados y antes de acabar la carrera el se compró un Renault 5 Turbo TS y yo un piso en el barrio de Regiones. Mi padre ya trabajaba con Moreno Alarcón en Cementos Alba y en casa no faltaba de nada gracias a Dios. Los títulos los tengo enmarcados en mi despacho con un diploma militar que me gané en la mili. Ah, y el Certificado de Estudios Primarios también lo tengo enmarcado y hasta las cartillas de escolaridad y los boletines. Fuimos todos buenos para los estudios y lo de la beca nos hizo mejores porque nos esforzábamos para lograrla. Cuando nosotros terminamos integrándonos en el mundo laboral empezaba Luisito con las matemáticas.

Es el orgullo de la familia porque hizo la carrera en Granada y le pillaba de lleno la muerte de mi padre que fue un golpe para la economía en casa. Todos estábamos casados y él vivía con mi madre y solo ellos saben lo que remaron para acabar la carrera, porque nos íbamos despegando y en mi caso, no me enteraba de nada, iba cada jueves a tomar café con mi madre; mi hermano en Granada y nunca le pregunté: “¿mamá necesitas algo?”. Me enteré por mi hermana Elomari que no fue fácil aquella etapa. Yo siempre tan despistado. Hizo un ‘carrerón’ y ha enseñado matemáticas por toda Andalucía. Hemos hecho miles de kilómetros juntos por los campos de España radiando partidos y tiene sus títulos como los demás.

Mi madre no nos pedía títulos

Hoy que los políticos engordan su hoja de servicios a la sociedad, me acuerdo de mi padre y de lo único que me ha pedido en la vida: “Lo mejor es que seas buena persona con estudios o sin estudios” y mi madre me pedía que estudiara porque “en la vida hay que estar bien preparado”. Nuestros padres abrían los sobres con las notas y luego íbamos a enseñárselos a don Juan y don Antonio, los jefes de mi padre, y a mi tío Juan que si no aprobábamos “Os pongo en la calle”, decía. Yo le temía más a mi tío que a don Arturo y ‘El Cascales’. Mi padre no estudió pero LA VOZ de Almería que no le faltara y mi madre leía mucho.

Mi padrino, don Francisco Pardo Morales, me transmitió el amor por el estudio.

Mi padrino, don Francisco Pardo Morales, me transmitió el amor por el estudio.La Voz

Cuando me dieron el primero de los títulos caí en el detalle que ponía don Antonio Miguel. Pero nunca estudié para que me hablaran de usted ni me he inventado lo que no he sido. Nunca diré que soy periodista porque no tengo esos estudios y me siento muy orgulloso de la carrera que hice. Mi madre nunca me lo dijo pero yo notaba que para estudiar había que sacar la beca y para ello buenas notas. Lo primero que hice cuando nació mi primer hijo fue abrirle una cuenta en el banco para sus estudios y luego a mis nietos. Todos los meses ‘la paguica’. Lo hice porque mis padres seguro que lo harían conmigo si volvieran a nacer. Me preocupa mucho la educación y tengo claro que nadie es más que nadie con título y sin título. Yo hice la carrera para labrarme un porvenir y no para que me dieran un don.

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