Dice estar enamorada de su trabajo, pero también de su país. Hace más de ocho años que Verónica Pírez, almeriense de nacimiento, tuvo que hacer las maletas y dejar atrás su hogar. Se marchó con la tristeza de quien abandona el nido, pero también con la ilusión de quien busca nuevas oportunidades. Hoy, en Reino Unido, ha construido una vida en torno a aquello que más le apasiona: ayudar a los demás.

Verónica tiene 33 años y es del barrio almeriense de Ciudad Jardín. Su camino empezó, como el de muchos otros jóvenes, en la Universidad de Almería. Estudió Psicología y, tras terminar, cursó sus estudios de posgrado en Madrid. En poco tiempo, Verónica volvió a casa, pero la situación laboral no era la que ella esperaba.

Emigrar en busca de oportunidades

"En Almería, al principio, conseguí unas prácticas en un centro de atención temprana. Pero después, no me salía absolutamente nada de psicóloga", cuenta la almeriense a LA VOZ. Esta falta de trabajo fue la que llevó a Verónica a plantearse la opción de emigrar. Reino Unido fue su primera opción y, en 2017, sonó la campana. La almeriense consiguió trabajo en Bedford, una ciudad cercana a Cambridge, y aunque afrontó aquella noticia con mucha ilusión, no fue lo que esperaba. 

"Fue muy difícil al principio. El trabajo no era como me contaron. Me dijeron que era algo clínico, pero acabé en un centro con gente muy agresiva y yo tenía que reducirles en el suelo. No me gustó, pero quise seguir intentando hacerme un hueco en Reino Unido", detalla.

Con el paso del tiempo, Verónica fue mejorando su inglés –que en un inicio le ocasionaba complicaciones para establecer conversaciones fluidas– y fue conociendo más y más gente. Gracias a esos contactos, consiguió un hueco en la sanidad pública británica en un centro con personas con psicosis. También una formación que le pagó el Gobierno, pero al poco tiempo, volvió a hacer las maletas.

Su propia clínica online

Cambridge fue su siguiente destino. Una ciudad a pocos kilómetros de Bedford donde Verónica explica haberlo pasado bastante mal. "Fue muy duro. Se juntó todo. Me acababa de mudar, no tenía amistades y llegó la pandemia. Fue un sitio bueno para unas cosas, pero no conseguí una red de apoyo", confiesa la psicóloga almeriense. 

Al poco tiempo, Verónica se mudó a Manchester, ciudad en la que reside a día de hoy. Fue allí donde comenzó a construir el negocio para el que hoy trabaja. Una clínica privada online basada en la terapia cognitivo-conductual, "un tipo de terapia centrada en el cambio de conductas". También, presta servicio de terapeuta para asociaciones y empresas. 

La salud mental en Reino Unido y España

"La salud mental se concibe de manera muy distinta en España y en Reino Unido. Aquí hay menos estigma y el sistema público funciona mejor. En España, para acceder a ayuda psicológica se necesita padecer un caso severo, mientras que en Reino Unido, con tener una depresión aguda ya tienes varias sesiones mensuales", detalla la almeriense.

Verónica, además, ha podido experimentar en su propia piel una de las situaciones más complejas de aquellos que abandonan el hogar: el duelo migratorio. "Es muy duro. Al principio lo tomas como un cambio y que es normal, pero con el paso del tiempo te vas dando cuenta de que es algo que nunca se va", relata.

Ella, a día de hoy, sigue sintiendo esa pena de haber abandonado su casa. Pero tiene una forma de conllevarlo mejor: "El deporte me conecta con casa. Es algo que siempre he hecho en Almería. Nado desde los 5 años y cuando lo hago aquí conecto con algo familiar, encuentro mi raíz. También, bailo bachata y salsa, algo que también me ha ayudado mucho a conectar con esa parte hispana".

Ocho años después de aquel primer viaje con más incertidumbres que certezas, Verónica Pírez ha logrado construir una vida lejos de casa sin renunciar a lo que la define: su vocación de ayudar a los demás y el vínculo con su tierra. Reconoce que el duelo migratorio nunca desaparece del todo y, aunque aún con mucha incertidumbre, visualiza su futuro no muy lejos de casa.