La expedición que cruzó un temporal para sacar una boya gigante de la Playa de Los Muertos
Cuatro aventureros desafían 6.000 km de costa a pie para salvar las playas de España

Rescate de una boya gigante en la Playa de Los Muertos.
Con la vista puesta en el muelle pesquero de Carboneras, dos de los cuatro integrantes de Mil Playas observaban cómo el mar se enfurecía bajo el viento de Levante, tan habitual y traicionero en esta parte de la provincia.
La goma descendía lentamente en un torillo desde el dique hasta el agua, mientras el capitán de la embarcación daba las últimas indicaciones antes de enfrentarse a viento y oleaje con una misión clara: llegar a la Playa de Los Muertos y extraer una boya gigante, arrastrada por la marea desde una piscifactoría. Mientras, en la orilla, los otros dos miembros del equipo ya habían adelantado parte del trabajo más pesado: habían llegado a pie hasta la playa arrastrando restos de una embarcación, la boya y otros residuos acumulados.
Tras 20 minutos de prueba y error, y con la tensión constante del peligro que imponía el mar, lograron reflotar la boya y trasladarla a una playa de acceso más seguro para su retirada posterior. Pero la agenda de limpieza no terminaba allí: Agua Amarga y otros rincones del litoral carbonero se convirtieron también en escenarios de acción, donde el equipo extrajo una rueda de gran tamaño y un frigorífico, residuos que empañan la belleza del litoral almeriense.
A pie para limpiar todas las playas
Tras semanas caminando por el litoral valenciano y murciano, Mil Playas llegó a Almería a principios de mes con una misión: limpiar las playas españolas con sus propias manos. Pero no se trata solo de cuatro voluntarios con bolsas de basura; es una expedición con propósito, un proyecto social y medioambiental que recorre todas las playas de España a pie, una a una, para limpiarlas y sembrar conciencia.
Desde su salida en Cullera, Valencia, el pasado 15 de octubre, los integrantes —José, Marcelo, Ángel y Gandalf— dejaron atrás sus trabajos y la vida urbana para emprender una travesía de casi 6.000 kilómetros por la costa peninsular. Su objetivo va más allá de recoger residuos: buscan inspirar a las comunidades, reconectar con la naturaleza y mostrar que otra forma de vida es posible, más sencilla y responsable. Como dice José: “No solo recogemos basura, también sembramos conciencia; cada playa limpia es una oportunidad de transformar nuestra relación con el entorno y con nosotros mismos”.
Al raso en el Parque Natural
Motorizados con una 'vintage' Mercedes MB100, que funciona a la vez como campamento base y transporte, y con la energía de sus piernas, Mil Playas ha ido recorriendo el litoral almeriense desde Pulpí hasta el sur de la provincia. Cada paso supone un desafío: permisos administrativos para acceder a zonas sensibles como el Parque Natural de Cabo de Gata–Níjar, coordinación con autoridades y la constante búsqueda de implicar a la comunidad local.
Charlas en colegios, iniciativas con artistas como el escultor cuevano Hilario Castro, a quien han ofrecido todo el hierro que recojan para que los alumnos de FP puedan trabajar con él, forman parte de su estrategia de involucrar a todos los sectores posibles. El equipo duerme donde puede: en la furgoneta, al raso o en casas ofrecidas por vecinos, y su alimentación es sencilla, sin lujos, entre largas jornadas de caminata y recogida de residuos.
En Almería, la inaccesibilidad de algunas calas les ha llevado a solicitar la colaboración de empresas de actividades náuticas como Surcando el Cabo, que les facilita embarcaciones para llegar a zonas imposibles de alcanzar a pie. “Dos de nosotros nos encargamos de la logística y vamos en el vehículo o en el barco, los otros dos caminan con las bolsas recogiendo toda la basura que encontramos”, explica José, dejando claro que la expedición es un trabajo conjunto, donde cada esfuerzo suma en esta particular misión de limpieza y conciencia ambiental.
Hasta ahora, la recepción en Almería ha sido mayoritariamente positiva, y buena parte del trabajo de Mil Playas ha sido posible gracias al apoyo de numerosas entidades del tercer sector vinculadas a la conservación, entre ellas Ecologistas en Acción Almería, Clean Ocean Project y Amigos del Parque Natural de Cabo de Gata–Níjar.
Cada acción, cada limpieza y cada gesto de colaboración se convierte así en un pequeño paso para preservar un litoral mediterráneo que, pese a su fragilidad, sigue lleno de vida y posibilidades. En enclaves emblemáticos como la Playa de Los Muertos, la huella de la mano humana se hace evidente. Pero Mil Playas no se limita a recoger basura; su misión también pasa por sembrar conciencia.
Actividades abiertas al público en Cabo de Gata y Genoveses
Este viernes, por ejemplo, el equipo se acercará al Colegio de San José, donde los alumnos participarán en la limpieza de la playa del propio pueblo, aprendiendo desde pequeños a cuidar el entorno y asumir la responsabilidad de conservarlo. Al mismo tiempo, el proyecto abre sus puertas a toda la ciudadanía con dos jornadas participativas: el sábado 13 de diciembre en la Cala de Genoveses y el domingo 14 en la Playa de Cabo de Gata (La Fabriquilla). Vecinos, visitantes y amantes de la naturaleza están invitados a sumarse, porque, como recuerdan los integrantes de Mil Playas, la conservación de un parque natural solo es posible cuando todos nos implicamos.
A pesar del cansancio, el equipo se entrega por completo: no paran hasta que cada playa queda lo más limpia posible, y sus jornadas de trabajo se alargan tantas horas como haga falta, al ritmo del sol, del viento y del mar. Pero más allá de la basura, dejan una huella humana. Mil Playas no solo limpia playas; camina, enseña y transforma, demostrando que cada gesto, cada paso y cada residuo retirado son un recordatorio de que otro modo de habitar el mundo es posible, uno en el que la naturaleza y la comunidad avanzan juntas.