La Rambla de San Antonio es probablemente la más conocida del municipio de Roquetas: atraviesa Aguadulce de norte a sur hasta desembocar en la playa junto al 501. En su zona sur aparenta un pequeño vergel con arbolado; en el norte, un cauce yermo y polvoriento donde cruza una carretera sin arcén. Su reforma, como la de otras ramblas, fue contemplada en un convenio de 2003, firmado entre el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica del Sur (desde 2005, de la Junta de Andalucía).

Sin embargo, tal y como ha podido saber este periódico, la Administración autonómica ha decidido liquidar el convenio sin ejecutar la obra en la rambla de San Antonio. Medio Ambiente se ha quedado sin presupuesto de los Fondos FEDER (de la Comisión Europea) para rehabilitar el cauce, y alega que “no es posible su ejecución en base al convenio suscrito”. Es decir, que no acometerá la obra “por falta de presupuesto de las instituciones europeas”, según reconocía ayer el delegado de Medio Ambiente en Almería, Antonio Martínez, en declaraciones a este diario.

Enfado municipal
Y en el Ayuntamiento de Roquetas  están molestos, disconformes con el intento de finiquitar el convenio sin que se haya realizado la obra en la gran rambla de Aguadulce. Así se lo comunicaron a los representantes de la Junta en la última reunión de seguimiento del convenio, celebrada el pasado 5 de mayo en la Delegación Provincial de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. En esa reunión, a la que acudieron la teniente de alcalde, Eloísa Cabrera, y el interventor de Hacienda, insistieron en que el convenio “no puede extinguirse por no haberse ejecutado la totalidad de las actuaciones contempladas”.

En ese encuentro se enumeraron las obras que sí han sido realizadas con cargo a ese convenio: la restauración  y adecuación de las ramblas de La Gitana, Las Hortichuelas, La Culebra y el Barranco del Polvorín. Cuatro actuaciones en las que la Junta ha invertido algo más de 18 millones de euros con cargo a los Fondos FEDER.

El delegado de Medio Ambiente insistía ayer en que la obra “estaba incluida”, pero que “por falta de presupuesto” se quedará en el tintero. “La inversión se ciñe exclusivamente a un convenio que se firmó y que ahora no está en vigor”, advierte Martínez, que en tono conciliador asegura que “se estudiará y se valorará hacer la rehabilitación  en San Antonio si hay futuras partidas presupuestarias”.

Aparcado sine die
Se confirma así que Aguadulce tendrá queesperar para lograr su vertebración. De momento, seguirá dividida por la gran rambla que divide sus barrios, especialmente en la zona norte. Camino de Las Colinas, la torrentera gana en anchura y se convierte en un secarral polvoriento. A la altura del polideportivo Máximo Cuervo, es atravesada por una carretera sin arcén, muy frecuentada por vehículos a mediodía.

La dicotomía del cauce
Todos conocen la Rambla de San Antonio: es la que baja desde las Colinas de Aguadulce y desemboca en el mar junto al 501. Su zona norte es la más desolada: un cauce yermo atravesado por una carretera sin arcén que, en ocasiones, supone un peligro para los peatones.

Son pocos, en cualquier caso, los que se aventuran a atravesarla por el asfalto. La mayoría, entre ellos algunos chavales del CEIP Virgilio Valdivia, lo hace por la tierra polvorienta.

La zona sur, a escasos metros del mar, fue en su día un pulmón verde con grandes praderas de césped que llegaban hasta la misma playa. Hoy en día se conservan los árboles, pero la hierba se ha perdido.