Un estudio pilotado desde Almería, Epiberia, ha dibujado el mapa de la epilepsia en España. Además de arrojar los datos más realistas sobre esta enfermedad neurológica en el país, el estudio, apoyado en más de 9.000 entrevistas referentes a una población base de 650.000 personas, ha establecido que el número de afectados es casi el doble de los que se pensaba hasta el momento y ahora, las estimaciones hablan de más de 700.000 españoles de más de 18 años como afectados.
De éstos, 270.000 habrían padecido crisis en los últimos cinco años y, por tanto, son los que reclaman, de forma constante, una atención sanitaria.

El jefe del servicio de Neurología del hospital Torrecárdenas, Pedro Serrano, coordinador de este estudio a nivel nacional, asegura que el nuevo mapa de la epilepsia en España conocido ahora va a cambiar el futuro de la relación de recursos que se necesitan para la atención sanitaria de estas personas.
Hasta la fecha, recuerda Serrano, se pensaba que la población que en España habría padecido o padece epilepsia rondaba los 400.000 habitantes y que la mayoría de las crisis se dan en edades tempranas. “¿Qué hipótesis podemos barajar para explicar este aumento o  esta realidad?”, se pregunta este neurólogo.
Para Serrano, los flujos migratorios podrían estar detrás de este incremento en el número de casos de epilepsia (siempre y cuando hayan aumentado, puesto que cabe la posibilidad de que se basara el sistema en datos erróneos).
En los años 90, apenas el 2,5% de la población que vivía en el país no había nacido en España y la mayoría de ellos eran de origen europeo, mientras que en 2010 este porcentaje era del 14%. Esto son 6,5 millones de personas más, y de origen, mayoritariamente, sudamericano y africano, razona Serrano, que insiste en que, ademas, se trata de dos zonas de origen que, epidemiológicamente, presentan epilepsias de origen infeccioso.

No es la única hipótesis. Hasta la fecha la extrapolación de datos se hacía con origen en un estudio escandinavo y se extendía a todos los países europeos. “¿Qué pasa? Pues que el español difiere, y mucho, genéticamente del escandinavo”, apunta este neurólogo, que va más allá y recuerda que España “ha sido tierra de paso desde hace siglos” y mantiene “un mosaico genético que no se parece a ningún otro”.
El estudio Epiberia, ahora terminado, abre la puerta a otros estudios, dice Serrano, que confirma cómo se barajan ya estudios de índole genético, de calidad de vida, de uso de fármacos, entre otros, “con garantías científicas suficientes como para extrapolarlos a la población española en su conjunto”.

Y todos estos estudios, que se van a coordinar desde Almería, tienen su raíz en esta investigación que la Sociedad Española de Neurología ha valorado “positivamente”.
La repercusión en asociaciones de enfermos ha sido también fabulosa, dice Serrano, que recuerda cómo el estudio ofrece otros datos secundarios como el porcentaje de epilépticos refractarios que son los que requieren de una solución quirúrgica.
Junto a los datos, el estudio, va a conocer una enfermedad neurológica que habitualmente se manifiesta más en niños y en personas mayores y que, todavía hoy, es ocultada por algunos por las connotaciones sociales que sugiere.