El pasado minero de Almería: rutas por antiguas minas y pueblos fantasmas
Historia, aventura y rincones menos conocidos de la provincia

Restos de arqueología industrial de las antiguas minas de oro de Rodalquilar.
Almería no solo es conocida por sus paisajes desérticos y sus costas paradisíacas, sino que también guarda un fascinante pasado minero que, hoy en día, se puede recorrer a través de antiguas minas y pueblos abandonados.
Historia, aventura y rincones menos conocidos de la provincia, estas rutas mineras son una forma única de explorar Almería. Conoce los lugares donde se extrajeron metales preciosos y descubre los pueblos fantasmas que se erigen como testigos de una época dorada que ya no existe.
Las Minas de Rodalquilar: oro en el corazón de Cabo de Gata
Las minas de Rodalquilar, ubicadas en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, fueron un importante centro de extracción de oro durante el siglo XX. Aunque hoy están en ruinas, su paisaje árido y sus instalaciones abandonadas evocan una atmósfera única. Es un lugar perfecto para hacer senderismo mientras te adentras en los vestigios de lo que fue una de las minas más rentables de España.
Según la web Mi Cabo de Gata: “El antiguo poblado minero ha sido restaurado y convertido en un museo, donde los visitantes pueden conocer de primera mano la historia de la explotación de oro en la zona”.
Las minas de plomo de Las Menas de Serón
En la Sierra de Los Filabres, el complejo minero de Las Menas de Serón fue uno de los principales centros de extracción de plomo desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX. Hoy, este antiguo enclave minero está rodeado de naturaleza y ofrece varias rutas de senderismo que recorre las antiguas infraestructuras y casas abandonadas.
El poblado minero, el cargadero de mineral y el mirador panorámico son los puntos que recomiendan visitar. Y visita el Ecomuseo Minero de Serón para adentrarse en el pasado industrial de la comarca.
El pueblo fantasma de El Arteal
Ubicado cerca de Turre, El Arteal es uno de esos pueblos fantasmas que quedan cuando la minería desaparece. Las casas en ruinas y la tranquilidad del entorno invitan a la exploración. Este es el lugar perfecto para los más aventureros, que disfrutarán recorriendo sus antiguas viviendas mineras y dejándose envolver por la soledad y el misterio del lugar.
Es recomendado visitar las ruinas de las viviendas y las estructuras mineras cubiertas por la vegetación. Se aconseja llevar calzado cómodo y, si eres fan de la fotografía, no olvides la cámara: el paisaje lo merece.
Las minas de hierro de Lucainena de las Torres
Lucainena de las Torres es un pintoresco pueblo almeriense que también guarda un legado minero. Aquí, la minería de hierro dejó su huella en el paisaje, y hoy se puede recorrer a través de la Vía Verde de Lucainena, una antigua línea de ferrocarril que transportaba el mineral hacia el puerto de Agua Amarga.
Merece la pena ver los hornos de calcinación restaurados y la Vía Verde de Lucainena. Una experiencia recomendada es recorrer la vía en bicicleta para disfrutar del paisaje de la sierra y la costa.
La mina de talco de Benahadux
Aunque no tan conocida como las anteriores, la mina de talco de Benahadux también fue un importante enclave de extracción. Este mineral se utilizaba en diversas industrias, como la cosmética y la farmacéutica. En la actualidad, la zona ofrece una ruta de senderismo con vistas espectaculares de la sierra de Alhamilla.
No te puedes perder la cantera de talco y los paisajes circundantes. Y un dato curioso, la mina de talco fue una de las más importantes de su tipo en Europa.