A pesar de la mala climatología reinante durante toda la jornada de ayer, las playas del Puerto de Roquetas de Mar volvieron a acoger una de las tradiciones más singulares y que está considerada la más multitudinaria de cuantas fiestas paganas tienen lugar en el conjunto provincial.

Historia de la Fiesta

Cabe recordar que la Fiesta de las Moragas se remonta su inicio durante el siglo XIX y vino de la mano de los pescadores del Puerto de Roquetas. El documento más antiguo en el que se refiere a las Moragas data de principios del siglo XX, en los que los pescadores le solicitaban ayuda al alcalde para poder moragar. El prestigioso historiador roquetero, Gabriel Cara, recuerda que “tenemos pocas referencias escritas sobre las Moragas. Lo que se sabe es por la transmisión oral de mis antepasados se remonta desde hace casi 200 años. Mi madre me explicaba que su bisabuelo (nacido a principios del siglo XIX) ya hablaba de estas fiestas”, explicó Gabriel Cara. 

Otra de las leyendas sobre el inicio de la fiesta cuenta que las moragas comenzaron a celebrarse porque las almadrabas salían a navegar y tardaban en regresar al Puerto de Roquetas más de seis meses. Entonces las familias esperaban el regreso de los pescadores a pie de playa y les preparaban a los pescadores unas moragas para compartir con toda la familia.

La playa

Además de los roqueteros del Puerto que siguen realizando su tradicional moraga en la playa situada junto al Castillo de Santa Ana, la inmensa mayoría se sitúan a partir del Real Club Náutico de Roquetas de Mar, como fue el caso del concejal de Hacienda y Aseo Urbano, Pedro Antonio López, que junto a numerosos amigos, familia y peñistas, disfrutaron de la celebración en el marco incomparable de las playas de Roquetas de Mar.

Por su parte, los concejales de IU en el Ayuntamiento de Roquetas, Juan Pablo Yakubiuk y Sensi Marcos, junto a la coordinadora roquetera, Belén Pérez, militantes y simpatizantes prepararon su parrilla con carne, pescado y embutidos, compartiendo entre todos una de las fiestas más arraigadas y paganas del conjunto provincial. Junto a compañeros, numerosas familias al completo se unieron al grupo.

Junto al palmeral de la playa del Puerto, un año más se situaron Luis ‘el gato’, José Ruiz, Juan López, Luis, Maru, Espe, Ángeles, Mari Ángeles y Emilia, además de la pequeña Carmen. Sobre una parrilla asaron pescados como caballa, besugo, boga..., como marca la tradición. Justo al lado, las familias los motrileños, los Cobos y los Utreras, los catalanes prepararon pailas con migas, fritada matancera, con asadura, pimiento, patatas y magra; además del pulpo encebollado y otra de careta. 

Eduardo Rodríguez, fue el encargado de hacer una paella para su amigos y familia.