La Voz de Almeria

Opinión

El reconocimiento de un fracaso

Reflexiones desde la oposicion municipal. Por Juanjo Callejón, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de El Ejido

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Los cambios en la feria de San Isidro son el reconocimiento de un fracaso. Así lo veo yo, al menos, cuando, unos días después de que hayan concluido las fiestas, asistimos al balance triunfalista del equipo de gobierno, que destaca la mejora en los resultados de participación. Como me dijo un buen amigo hace unos días, “está claro que la feria ha mejorado. Ha mejorado porque no podía estar peor”.


Una de las primeras medidas que adoptó el actual alcalde nada más coger la vara de mando estaba, precisamente, relacionada con la feria de San Isidro. Lo que hizo fue trasladarla del recinto ferial al centro del municipio, traslado que se vendió como un éxito sin precedentes ya que, según el recién estrenado equipo de gobierno, a nadie se le había ocurrido antes tan brillante idea. Tras el progresivo declive, la cada vez más baja participación y la lenta agonía de la feria, llegamos al sonoro fracaso de la de 2015. El fracaso que, al parecer, provocó la asunción del error del traslado y la rectificación, lo que ha llevado al regreso de las fiestas al recinto ferial. Pero el precio no ha sido barato, sino que ha supuesto un coste económico elevado del que, como es habitual desde que el señor Góngora es alcalde, nos iremos enterando tras vernos obligados a solicitar esa información no una, sino dos, o tres, o hasta cuatro veces.


Además de hacer que la feria regrese a su anterior ubicación, se ha optado por subvencionar la instalación de las casetas a empresas privadas, iniciativa que dudo que se adopte en otros sitios. Y también se ha optado por “sevillanizar” las fiestas, en detrimento de las tradiciones locales.


Por otra parte, no es secundaria la gran inversión que el equipo de gobierno ha realizado en publicidad en los medios de comunicación con el propósito de incrementar la repercusión mediática de la feria. Y como novedad, este año, por primera vez, se ha ofrecido un concierto gratuito, lo que yo creo que ha sido un acierto de la programación que ha estimulado la participación de los vecinos.


Es evidente que la feria de San Isidro es un elemento esencial de la vida social del municipio. Tal vez por eso, lleva muchos años reinventándose e intentando encontrar su identidad, más allá de la festividad religiosa. Durante mucho tiempo, se ha debatido sobre el concepto, la organización y hasta las fechas en las que debe celebrarse, y han sido ya unas cuantas las ocasiones en las que, tras un leve repunte, desde el equipo de gobierno se han lanzado las campanas al vuelo para así poder vender su propia imagen asociada al éxito de participación.


Este año, al debate tradicional se ha unido una nueva polémica, la ocurrencia de última hora de que el día festivo de la feria sea el viernes en lugar del clásico “lunes de resaca”. Ocurrencia que demuestra bien a las claras el desconocimiento de quienes nos gobiernan de la sociedad que nos rodea, puesto que son pocos los ejidenses que no trabajen los sábados, por lo que convertir el viernes en festivo no ayudaría demasiado a la tan anhelada participación.


La feria, nuestra feria de San Isidro, debe avanzar para que de verdad sea un evento participativo y relevante a todos los niveles, pero sin ocurrencias peregrinas y dejando cada vez menos detalles a la improvisación, para que no pase lo que ha sucedido este año con la ubicación de los feriantes.


Asumir las decisiones erróneas de los cuatro últimos años y el cambio de rumbo iniciado este tal vez consiga por fin que se encuentre el modelo de feria definitivo que necesita nuestro pueblo. Pero no es aconsejable vender la piel del oso antes de cazarlo.


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