El cambio, pese a todo
En las sociedades desarrolladas no siempre triunfa la tradición. El pensamiento conservador detiene las costumbres y los modos de vida todo lo que le es posible, pero al fin la juventud informada se abre paso, bien sea por lo que lee o por lo que viaja. Con el tiempo sabemos que los principios en que se basaron nuestros antepasados carecían de fundamento y por ello parece tonto mantenerlos como si fueran dogmas. Rajoy increpa a los independistas porque nos hacen vivir de forma dogmática. Y eso es lo que hizo siempre la derecha. Podría ilustrar lo que digo con muchos ejemplos, pero me fijaré en dos especialmente. Todos recordamos a Paco Ordóñez, un ministro socialdemócrata militante de la UCD. A él le debemos la Ley del Divorcio. En medio de un jauría conservadora, fue capaz de aliviar el matrimonio tal como la defiende ahora el mismo Papa Bergolio. Pero no faltó gente de la derecha tradicional que se rasgó las vestiduras ante el avance laicista. Al poco tiempo de aprobada la ley, vimos cómo altos cargos del PP abandonaban la ajada parienta y se bailaban un chotis progresista en brazos de la nueva hembra. Nada tendríamos que decir de ello si no fuera porque poco antes se dedicaron a entorpecer el avance de la sociedad criticando a los valientes. Con el matrimonio homosexual ha resultado algo parecido. Hace pocos días se casó el exalcalde de Vitoria, Javier Maroto. Al convite asistieron unos trescientos invitados entre ellos el presidente del Gobierno, y varios ministros, amén de Sáez de Santamaría, Dolores de Cospedal, Arenas, Casado , Levy, Martínez Maíllo, Jorge Moragas, o sea, la plana mayor del partido que más se opuso al matrimonio homosexual. Así camina la historia: Lo que unos consiguen con mucho sudor, otros lo aprovechan para no parecer como carcundíos de toda la vida. Como si dijeran: “Oye, que yo no creo en las “manzanas” de la Botella ni he dicho nunca que la pareja de maromos dejen de ser matrimonio”. La oposición no deberá olvidar estas cosas mientras se solaza la cúpula del PP con los jolgorios dela fiesta, ya que fueron ellos quienes recurrieron al Constitucional en el año 2005 para echar abajo la ley que ahora ampara a Javier Maroto. Demos gracias por otro lado de que, al fin, se abren paso algunos principios, a pesar de la guerra a muerte de los jodidos reaccionarios.